El papa Francisco inauguró este domingo con una misa en el Vaticano el sínodo de obispos dedicado a la defensa del Amazonas y sus habitantes, un tema que ha desatado críticas de los ultraconservadores por sus aperturas frente a los más pobres y amenazados del planeta.
“El fuego aplicado por los intereses que destruyen, como el que recientemente ha devastado la Amazonía, no es el del Evangelio”, dijo.
Según advirtió, se trata de “nuevos colonialismos” que “quieren sacar adelante solo las propias ideas, hacer el propio grupo, quemar lo diferente para uniformar todos y todo”.
En total, 113 “padres sinodales” provenientes de la región panamazónica, además de los obispos de la región junto con expertos, misioneros e indígenas, participarán por tres semanas, hasta el 27 de octubre, a las reuniones convocadas bajo el lema “Amazonía: nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral”.
“Cuántas veces el don de Dios no ha sido ofrecido sino impuesto, cuántas veces ha habido colonización en vez de evangelización”, reconoció Francisco, quien visitó la selva peruana en el 2018. “Dios nos guarde de la avidez de los nuevos colonialismos”, clamó en la misa.
Considerado el pontífice más sensible a los problemas ecológicos tras publicar en 2015 la encíclica “Laudato Sí”, el papa argentino quiere movilizar y sensibilizar a los dirigentes del planeta sobre los grandes males de ese inmenso territorio, con más de 30 millones de habitantes.
“Ayúdanos a defender nuestra Madre Tierra, no tenemos otra”, pidió la misionera indígena brasileña sor Laura Vicuña pocas horas antes de la ceremonia.
La Amazonía abarca nueve países de América del Sur, mide 7,5 millones de kilómetros cuadrados, residen más de 100 pueblos, algunos totalmente desconocidos, y es conocida por sus selvas tropicales ricas en biodiversidad.
Detener la deforestación y la devastación de las comunidades indígenas son claves para el movimiento católico de la Amazonía y son los dos puntos de partida de los debates que iniciarán el lunes en el Vaticano.
Unos 87.000 indígenas amazónicos fueron consultados sobre las principales amenazas que pesan sobre sus comunidades, acechadas por los que codician el petróleo, el gas, la madera, el oro y sueñan más extensiones de monocultivos agroindustriales como la soja.
Francisco considera la Amazonía “un lugar representativo y decisivo”, donde se juegan muchos intereses y se comprometió a luchar contra su devastación como respuesta al profundo sufrimiento de los indígenas por su tierra.
Con ese debate histórico para la iglesia, Francisco quiere dar una respuesta que llama “la ecología integral”, que tiene en cuenta “el clamor de la tierra y de los pobres”.
Francisco no teme cismas
Esa posición irrita al ultraderechista presidente brasileño Jair Bolsonaro, quien sostiene que se trata de pura “psicosis ambiental” y defiende la explotación comercial en áreas de preservación ambiental e indígena.
Las labores del sínodo, una de las instancias más democráticas de la Iglesia, fruto del Concilio Vaticano II, se basan justamente en un documento de trabajo de 80 páginas, en el que se reportan los mayores males de la región.
El documento pide escuchar el grito de la “Madre Tierra”, asaltada y gravemente herida por el modelo económico basado en un “desarrollo depredador”, “que mata”, “saquea”, “destruye” y “aniquila”, el cual fue calificado de “herejía” por los sectores conservadores.
Los llamados “padres sinodales” debatirán también sobre la posibilidad histórica de ordenar como sacerdotes a hombres casados, muchos de ellos indígenas, un tema que podría desencadenar un cisma dentro de la Iglesia.
“Un error teológico, paganismo”, lo calificó el ultraconservador cardenal estadounidense Raymond Burke, quien apoya el contrasínodo organizado la víspera por la asociación de derecha Tradición Familia y Propiedad.
“Yo rezo para que no haya cismas, pero no tengo miedo”, confesó recientemente el papa a los periodistas.
Empeñados en continuar la evangelización de poblaciones de difícil acceso, los obispos van a analizar esa propuesta innovadora que pone en cuestión el celibato, instituido a partir del siglo X y que implica la obligación para los sacerdotes de abstinencia sexual.
La posibilidad de no respetar la obligación del celibato entre los sacerdotes católicos podría marcar una verdadera revolución para la historia de la Iglesia.
Para otro cardenal ultraconservador, el alemán Gerhard Ludwig Müller, exprefecto de la Congregación para la Doctrina de Fe, el sínodo quiere “demoler” estructuras existentes.
Además de la falta de sacerdotes en las regiones amazónicas se hablará del papel de las mujeres, un tema delicado que también divide.
“Si la mujer está excluida, la mitad de la Iglesia está excluida”, comentó la misionera italiana sor Laura, quien vive desde hace una década en la cuenca amazónica.
El papa contará con un relator prestigioso, el cardenal brasileño Claudio Hummes, quien conoce de cerca la dura realidad de esa inmensa región, donde la iglesia pierde a diario fieles que adhieren a las sectas evangélicas.
Los sínodos celebrados en 2014 y 2015 dedicados a la familia ilustraron las profundas divisiones dentro de la Iglesia frente a cambios sociales como el divorcio, un enfrentamiento que al parecer permanece, aún cuando se trata de salvar una región crucial para el planeta.