El miércoles no fue un día más para el fútbol. En plena lucha por la igualdad de derechos en el mundo del deporte, y con el auge que provocó la última Copa del Mundo femenina, que rompió récords de audiencia y de interacción en las diferentes plataformas sociales, el partido que definió al campeón de la Supercopa de Europa contó con el arbitraje de la francesa Stéphanie Frappart, quien estuvo a la altura de una definición como esta.
Frappart dirigió el duelo entre Liverpool y Chelsea. Y lo hizo de gran forma: condujo el juego sin sobresaltos y acertó, en compañía de sus asistentes -su compatriota Manuela Nicolosi y Michelle O’Neill, de la República de Irlanda- en todas las acciones que generaron polémica en el transcurso del encuentro que terminó definiéndose en los penales a favor del equipo dirigido por Jürgen Klopp.
Y fue justamente el entrenador campeón de la Supercopa de Europa que, una vez terminado el partido, se deshizo en elogios para la terna, que tuvo como cuarto árbitro al turco Cuneyt Cakir.
«Les dije que si hubiéramos jugado como ellas dirigieron el partido habríamos ganado 6-0. Estuvieron muy bien, cuando tenían mucha presión en un momento histórico. tuvieron calma e hicieron lo que tenían que hacer. No podría tener más respeto por Stéphanie Frappart», dijo el director técnico alemán.
Más allá del acierto de las líneas en varias ocasiones de juego, en la jugada más complicada del partido para la árbitra francesa, su decisión fue la correcta. A los 98 minutos, en los primeros de acción del primer suplementario, el arquero español del Liverpool Adrián tocó levemente a Tammy Abraham, delantero del Chelsea, dentro del área.
A pesar que el roce fue mínimo, Frappart estuvo bien posicionada para sancionar la pena máxima, que derivó en el 2-2 para el conjunto de Londres. Desde el VAR convalidaron la elección de la jueza, sin necesidad de llamarla para revisar lo ocurrido.
«Estoy muy feliz, y fue realmente una sorpresa», dijo la nacida en el Valle del Oise, Francia, hace 35 años. «No esperaba que me dieran la asignación de la Supercopa, es un gran honor para mí y para las árbitras también», agregó en la previa a la final.
En 2014, Frappart se convirtió en la primera mujer en llegar a dirigir la Ligue 2, segunda división del fútbol francés. Este año, antes de su designación para pitar en el Mundial femenino, la jueza fue elegida para arbitrar en el duelo entre el Amiens SC y el Racing Club de Estrasburgo, por la Ligue 1, máxima categoría.
«Espero que sirva de ejemplo para las árbitras, y para cualquier joven que aspire a ser árbitro», mencionó la jueza que hace ocho años, en 2011, fue incorporada por la FIFA como parte del staff de árbitros internacionales.
Sólo un año más tarde de su designación tuvo a su cargo la definición del Campeonato de Europa Femenino Sub 19 2012. En 2017 también dirigió una de las semifinales del Campeonato de Europa Femenino entre Holanda e Inglaterra, pero el momento más importante de su carrera deportiva, antes de impartir justicia en la Supercopa de Europa, se produjo el pasado 7 de julio, en el estadio Parque Olímpico de Lyon: Frappart dirigió la final de la Copa del Mundo que terminó con una victoria de Estados Unidos sobre las holandesas.
La historia de Frappart con el referato comenzó a los 13 años. «Jugué al fútbol, pero también quería aprender sobre las leyes del juego, así que comencé a arbitrar y continué jugando y arbitrando hasta los 20 años, cuando tuve que tomar una decisión.
En ese momento, las estructuras de fútbol femenino todavía se estaban desarrollando, así que sentí que sería mejor para mí continuar como árbitro», explicó la francesa, que ya fue incorporada dentro de la lista de jueces permanentes para dirigir en la Ligue 1 la temporada 2019/2020.
Stéphanie Frappart hizo historia. Logró otro hito para que las mujeres sigan ganando espacio en el mundo del fútbol, y lo hizo demostrando su capacidad en uno de los partidos más importantes del fútbol europeo.