Las enfermedades cardiovasculares, renales y metabólicas (diabetes como la de mayor importancia y relevancia) están estrechamente ligadas, y representan la mayor causa de morbilidad y mortalidad en el mundo. Para mejorar el pronóstico de los pacientes, es esencial cuidar los factores de riesgo, un diagnóstico temprano y adecuados tratamientos que ayuden a prevenir la aparición de los efectos de la diabetes en el riñón y en el corazón.
El tratamiento integral de la diabetes es más que sólo controlar estrictamente los niveles de glucosa en sangre, ya que existe una alta prevalencia de complicaciones cardiovasculares y renales que son independientes del control glucémico. El 40% de las personas con diabetes puede sufrir un deterioro en su función renal y duplicar el riesgo de padecer un infarto y/o insuficiencia cardíaca.
«La nefropatía diabética se caracteriza por la pérdida progresiva de la función renal a lo largo del tiempo, que en sus estadíos avanzados requieren de alguna forma de tratamiento sustitutivo de la función renal a través de diálisis o de un trasplante renal». El jefe del Servicio de Nefrología del Sanatorio Junín, Augusto Vallejos, señaló que «de todas las causas que llevan a la enfermedad renal crónica, la diabetes es una de las más frecuentes. Las manifestaciones clínicas que pueden presentarse en las etapas iniciales suelen ser inespecíficas, como el cansancio, que al hacerse cotidianas producen una adaptación y, por lo tanto, el paciente no las identifica como un problema de salud».
El corazón y el riñón son dos órganos que intervienen en la circulación sanguínea, por ende, cuando se afecta uno impacta negativamente en el otro. La insuficiencia cardíaca produce alteraciones en la hemodinamia vascular, lo cual puede afectar el normal funcionamiento del riñón y llevar a una insuficiencia renal. El 36% de los pacientes con insuficiencia cardíaca tiene insuficiencia renal. Asimismo, la insuficiencia renal es un importante factor de riesgo cardiovascular.
La insuficiencia cardiaca es la incapacidad del corazón para mantener los requerimientos adecuados de sangre en el resto de los órganos. «Se produce una falla del músculo cardíaco encargado de recibir y expulsar la sangre del corazón, provocando que los órganos y tejidos reciban una menor cantidad de oxígeno y nutrientes», explicó en tanto Augusto Lavalle Cobo, coordinador del Servicio de Cardiología del Sanatorio Finochietto. «La principal causa de insuficiencia cardíaca en occidente es la enfermedad coronaria. Sin embargo, hay otras causas como enfermedades valvulares, hipertensión arterial o enfermedades propias del músculo cardíaco. En este sentido, la diabetes, a través de distintos mecanismos, produce alteraciones en el corazón que pueden desencadenar insuficiencia cardíaca, incluso en ausencia de enfermedad coronaria o hipertensión arterial».
Esta patología tiene síntomas inespecíficos que se pueden atribuir a varias causas, lo cual dificulta su diagnóstico. La disnea o falta de aire es un síntoma cardinal, y puede manifestarse ante distintos esfuerzos o incluso al dormir (disnea paroxística nocturna), también puede observarse retención de líquido o edemas en las piernas.
Para ambas patologías lo más importante es la prevención. Un control periódico con el médico de cabecera es fundamental para evitar la aparición y la progresión de las enfermedades asociadas a la diabetes. Además, es importante mantener un estilo de vida saludable, evitar el sedentarismo, seguir una buena alimentación y evitar el consumo excesivo de sal.