El gobierno de Estados Unidos considera la posibilidad de lanzar un ataque aéreo contra instalaciones nucleares iraníes, específicamente la planta subterránea de Fordow, según informes publicados por medios internacionales.
El presidente Donald Trump no ha descartado esta acción y, al ser cuestionado, declaró: “Podría atacar o podría no hacerlo”, dejando abierta la puerta a una intervención militar.
Según fuentes del Pentágono, se han movilizado bombarderos B-2 con capacidad de lanzar bombas GBU-57/B Massive Ordnance Penetrator (MOP), diseñadas para destruir búnkeres profundos como Fordow, que se encuentra excavado en el corazón de una montaña.
Este tipo de armamento solo puede ser utilizado por EE.UU. y requiere de operaciones altamente estratégicas y complejas.
En paralelo, el despliegue de aviones cisterna, buques y aviones de reconocimiento en puntos clave del Golfo Pérsico ha sido interpretado como parte de los preparativos militares. Algunos analistas mencionan a la base de Diego García como una posible plataforma de lanzamiento.
El presidente Trump ha reiterado su demanda de una “rendición incondicional” por parte de Irán, lo que ha elevado el tono de la confrontación. En respuesta, el gobierno iraní ha puesto en alerta sus sistemas de defensa aérea y ha advertido que cualquier ataque contra su territorio será respondido con “fuerza total y consecuencias catastróficas”.
La comunidad internacional ha manifestado preocupación ante la escalada de tensiones, mientras expertos advierten que un ataque a Fordow podría tener consecuencias radiactivas y desencadenar un conflicto regional de gran escala.
Hasta el momento, no se ha confirmado una orden de ataque, pero la situación continúa desarrollándose rápidamente en un clima de alta tensión diplomática y militar.