El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció el viernes que impondrá nuevos aranceles a los automóviles importados, en el marco de su estrategia para redefinir las relaciones comerciales globales y fomentar la producción dentro del país.
“Vamos a hacerlo alrededor del 2 de abril”, declaró Trump a los periodistas en el Despacho Oval, mientras firmaba órdenes ejecutivas sobre política energética.
“Los habría hecho el 1 de abril (NdE: el Día de los Inocentes en EEUU). Creánme. Soy un poco supersticioso. No, literalmente, teníamos un plan para el 1 de abril. Dije, hagamos que sea el 2. ¿Saben cuánto dinero cuesta eso? Cuesta mucho dinero sólo ese día, pero lo haremos el 2 de abril”, dijo a la prensa desde el Despacho Oval de la Casa Blanca.
La medida que anunció hoy apunta a algunas de las mayores marcas automotrices de Japón, Alemania y Corea del Sur, que podrían verse afectadas por los aranceles. Según datos de la consultora Global Data, los vehículos importados representaron aproximadamente la mitad del mercado automovilístico estadounidense el año pasado. Volkswagen importó cerca del 80% de sus vehículos vendidos en Estados Unidos, mientras que Hyundai-Kia tuvo una tasa de importación del 65 por ciento.
Trump no detalló el alcance ni la tasa de los nuevos aranceles, y tampoco aclaró cómo impactarían en los automóviles fabricados bajo el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). La industria automotriz de América del Norte opera con cadenas de suministro altamente integradas, lo que podría generar efectos en la producción regional.
La medida se suma a una serie de aranceles que la administración Trump ha implementado en las últimas semanas, dirigidos tanto a países aliados como a competidores comerciales. El anuncio ocurre un día después de que el presidente ordenara a su equipo considerar la imposición de aranceles recíprocos a varias naciones con barreras comerciales para los productos estadounidenses, argumentando que el sistema actual perjudica a Estados Unidos.
Los nuevos aranceles recíprocos podrían aplicarse a partir de abril y se diferencian de los que Trump planea imponer específicamente al sector automotriz. Además, el mandatario ha amenazado con gravar otros sectores estratégicos como el energético, el de semiconductores y el farmacéutico.
A comienzos de la semana, Trump ya había anunciado su decisión de aplicar un arancel del 25% a las importaciones de acero y aluminio, lo que ha generado preocupación entre sus socios comerciales.
Este viernes volvió a defender su decisión y justificó esa medida como una cuestión de “justicia”. “Nosotros cobraremos lo mismo que un país hace pagar a EEUU, ni más ni menos”, declaró a la prensa.
“Los aranceles van a salvar un montón de industrias”, dijo el líder republicano, que se vanaglorió de haber “salvado la industria del acero” en su primer mandato (2017-2021) con aranceles a ese sector y subrayó que ese material es necesario: “Hay algunas cosas que tienes que tener, y el acero es una de ellas para el Ejército, etcétera”.
Los aranceles recíprocos no se aplicarán de forma homogénea. No se aplicará una tarifa uniforme del 10% o 25%, sino que la Administración establecerá tasas específicas en función de los aranceles y “barreras” comerciales que cada nación impone a EEUU.
Durante su campaña, Trump expresó su intención de que las automotrices alemanas se conviertan en corporaciones estadounidenses, un objetivo difícil de alcanzar debido a las barreras comerciales existentes.