Al menos 80 personas fueron detenidas durante este miércoles en París tras enfrentamientos entre militares con sindicados y «chalecos amarillos».
Las fuerzas del orden han tenido que repeler a los manifestantes lanzándoles bombas lacrimógenas. Mientras que algunos de los manifestantes lanzaron objetos a las agentes de la policía.
Cabe resaltar, que la manifestación del 1 de mayo se realiza para protestar contra las políticas del presidente Emmanuel Macron, luego que se anunciara una reducción de impuestos por el valor de 5 mil millones de euros.
Más de 7.400 policías y gendarmes fueron desplegados en la capital francesa para las manifestaciones. Las autoridades esperaban la presencia de «1.000 a 2.000 activistas radicales», según el ministro del Interior, Christophe Castaner.
Desde la madrugada, una veintena de policías comenzaron a registrar bolsos de forma aleatoria en los accesos de la estación de Saint-Lazare, en el centro de París. Hasta las 11.15 locales, se habían producido 3.700 controles de identidad en toda la ciudad dentro de esa misma estrategia.
Un total de 80 personas fueron detenidas antes de los altercados. Llevaban todo tipo de artefactos incendiarios, objetos que podrían utilizarse como armas u otros instrumentos o prendas para ocultar su propia identidad. Pero las medidas de prevención no lograron evitar los incidentes.
El presidente Emmanuel Macron reclamó el martes que la respuesta a estos «black blocs» (militantes anticapitalistas y antifascistas vestidos de negro y con la cara cubierta) sea «extremadamente firme» en caso de violencia, tras los llamados en las redes sociales a transformar París en la «capital de los disturbios».
El año pasado, 1.200 militantes radicales empañaron la manifestación parisina con violentos altercados: comercios vandalizados o incendiados, vehículos quemados. «No se tiene que dramatizar, es una cuestión de vigilancia (…) Mañana (para el miércoles), hay un riesgo», señaló Castaner en una rueda de prensa.
Aunque están previstas manifestaciones en toda Francia, la atención se centra en la capital, a menudo escenario de espectaculares incidentes desde el inicio de las protestas de los «chalecos amarillos». A lo largo de los meses, el movimiento ha ido perdiendo fuelle al tiempo que se ha ido radicalizando, con altercados violentos al margen de las manifestaciones.
Atrapados entre los «blacks blocs» y los «chalecos amarillos», los sindicatos esperan recuperar visibilidad, a través de varios mítines y una gran movilización de Montparnasse a la plaza de Italia, en el sur de la capital.
«El 1 de mayo tiene que agrupar a todos los que se manifiestan desde hace meses y meses (…) para decir que se tiene que cambiar la política social», dijo Philippe Martinez, secretario general de la CGT, uno de los principales sindicatos franceses
El cortejo pasará delante del famoso restaurante de la Rotonde, un «símbolo» del poder desde que Emmanuel Macron celebró en él su paso a la segunda vuelta en las elecciones presidenciales en 2017. Sus dueños admitieron el martes estar algo nerviosos, teniendo en cuenta como terminó el célebre Fouquet’s de los Campos Elíseos, saqueado y quemado, el 16 de marzo durante una manifestación de los «chalecos amarillos».
«No tenemos miedo de los cortejos sindicales sino de los ‘chalecos amarillos’ y los ‘blacks blocs'», explicó Serge Tafanel, cuyo restaurante permanecerá cerrado por pedido de la policía, como todos los comercios situados en el recorrido de la marcha.
En total, 190 motos circulan cerca de las manifestaciones para permitir a las fuerzas de seguridad desplazarse rápidamente. También se utilizan drones para vigilar el cortejo, precisó el ministro del Interior.