En los últimos 70 años, Estados Unidos ha tenido 13 presidentes. Corea del norte tan solo tres líderes: Kim Il-sung, Kim Jong-il y Kim Jong-un. Por la Casa Blanca han pasado Truman, Eisenhower, Kennedy, Johnson y Nixon. Tras la dimisión de este llegaron Ford, Carter, Reagan, Bush Padre y Bill Clinton.
Luego alcanzó la presidencia Bush hijo, Obama y actualmente el inquilino de la casa más célebre de Estados Unidos es Trump, Donald Trump. Todo parece indicar que este último será el primer presidente estadounidense que se verá las caras con un líder norcoreano.
Fue el propio Trump quien el pasado lunes, antes de la primera reunión semanal con su gabinete, se mostró muy optimista con una más que posible reunión entre él y Kim Jong-un a finales de mayo o principios de junio. Un encuentro absolutamente inédito que rompería un silencio que se remonta a la guerra de Corea, de 1950 a 1953, en la que Estados Unidos apoyó sin fisuras a la República de Corea o Corea del Sur, mientras que Corea del Norte, oficialmente la República Popular Democrática de Corea, tuvo el respaldo de la Unión Soviética y China.
El final de este conflicto quedó abierto, pues aunque se firmó un armisticio en verano del 53, este no se corroboró con un posterior tratado de paz y aún hoy Corea del Norte afirma que fue la vencedora de esa guerra.
Casi 65 años después del armisticio, Corea del Norte y Estados Unidos se van a ver las caras. El actual presidente norteamericano criticó a sus antecesores por dejar llegar la situación hasta este punto a lo largo del tiempo y el anuncio de esta reunión ha cogido de sorpresa tanto a los miembros de su administración como a los aliados de Estados Unidos. Ahora, el próximo paso es decidir dónde se celebrará esa inédita cumbre.
Según el Washington Post varios son los lugares que se están estudiando. Uno podría ser la franja desmilitarizada entre ambas Coreas, que será el lugar donde Kim Jong-un se encontrará también en las próximas semanas con el presidente de Corea del sur, Moon Jae-in.
Otros han señalado que ese encuentro podría producirse en un país como Rusia (un lugar ahora improbable tras la escalada de tensión en Siria) o China, a modo de distensión mundial, aunque parece que Trump aboga porque el encuentro sea en Estados Unidos, lo que le permitiría hacer una recepción grandilocuente al que hasta ahora es el «archienemigo» de su país, aunque sus asesores, que últimamente han de trabajar a contrarreloj ante las continuas novedades que genera su jefe, habrían planteado otros tres lugares: dos en Europa, Suiza o Suecia y uno en Asia: Singapur. Si todo sigue adelante, en cuestión de días se tendrá que saber cual es el lugar al que viajarán ambos jefes de estado.