Científicos descubrieron que el veneno de los escorpiones, arácnido de origen mexicano, contiene dos elementos no tóxicos que pueden ayudar en la cura de infecciones como la tuberculosis.
Después de extraer los componentes y aplicarlos a ratones, los expertos de la Universidad de Stanford se dieron cuenta de que éstos no tuvieron ningún malestar ni daño a sus tejidos pulmonares. Por lo que procedieron a aplicarlo a cepas que provocan la infección y otro tipo de enfermedades en la piel. El veneno aplicado logró matar las moléculas que originan los padecimientos.
El estudio, encabezado por el investigador Richard Zare, estuvo coordinado con el científico Lourival Possani de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), quien lleva 45 años dedicado al estudio del potencial medicinal del veneno de escorpión.
Junto a sus ayudantes, extrajeron el veneno de la cola de algunos animales con pulsos eléctricos. Con ello, lograron reunir 0.5 microlitros de veneno, «diez veces menos que la cantidad de sangre que un mosquito aspira en un piquete», declaró Zare a Daily Mail.
Pero la mínima dosis fue suficiente para que encontraran que el veneno tiene dos compuestos químicos llamados benzoquinonas que contienen oxígeno y azufre. Son estos agentes los que después ayudaron a matar bacterias y moléculas que originan la tuberculosis.
La enfermedad infectó a 10 millones de personas en 2017, y mató a 1,6 millones, según la Organización Mundial de la Salud, por lo que el descubrimiento es un gran hallazgo para el mundo médico.
Sin embargo, el proceso de extraer el veneno es caro y complicado. Aunque el equipo de expertos ha intentado buscar una estrategia efectiva que ayude a fabricar medicamentos con la sustancia, aún ven lejos que se logre comercializar.
Un galón del veneno costaría 34 millones de libras (42 millones de dólares aproximadamente). Por lo que los científicos están buscando cómo replicar los componentes aislados para no tener que recurrir a los alacranes para su fabricación.
Otros de los insectos que son utilizados para el sector de la salud son, por ejemplo, las abejas, ya que su miel contiene beneficios antibióticos y antiinflamatorios que son incluidos en algunas medicinas y ungüentos. Igualmente, insulinas y enzimas pancreáticas que se incluyen en fármacos, son provenientes de cerdos y vacas.
En Estados Unidos también realizan investigaciones sobre cómo líquidos que son originalmente tóxicos, pueden ayudar a curar enfermedades, como el proveniente del sapo venenoso del Río Colorado.