Payton Gendron estuvo presente en la lectura del veredicto. También algunos familiares de las víctimas. El procedimiento se detuvo en varias ocasiones por las reacciones de los presentes. Gendron se disculpó ante la jueza, sin embargo, uno de los fiscales destacó que la disculpa tenía como objetivo evitar la pena de muerte.
Vestido con un overol naranja, escoltado y con gafas: así entró Payton Gendron a la sala del tribunal. Gendron mató a diez personas afroamericanas el pasado año en un centro comercial de Buffalo, en los límites del estado de Nueva York, Estados Unidos. Fue sentenciado este miércoles a cadena perpetua, sin derecho a libertad condicional.
“No puede haber piedad para usted, ni comprensión, ni segundas oportunidades”, afirmó la jueza del condado de Erie, Susan Eagan, quien leyó el veredicto.
“Lamento mucho todo el dolor que obligó a sufrir a todas las víctimas y sus familias”, dijo Gendron seguido de un grito de dolor por parte de una asistente. Y es que 13 familiares de las víctimas estaban presentes en el recinto donde se dio a conocer la sentencia.
Citados por la agencia de noticias Reuters, los fiscales dijeron que el imputado se trasladó a un supermercado ubicado a más de 300 kilómetros de su casa con la intención de atacar a personas negras con su arma de asalto. Los hechos ocurrieron en el mes de mayo del pasado año.
Uno de ellos sentenció que sus disculpas fueron “para salvar su vida en la corte federal”. Y es que Payton enfrenta además 27 cargos federales, por lo que sus abogados intentan un acuerdo sobre la base de su culpabilidad para evitar la sentencia de muerte, en caso de que el Departamento de Justicia abogue por la pena capital, ya que esta no está contemplada en las leyes de Nueva York.
En otro momento, el pariente de uno de los fallecidos se lanzó sobre Gendron, lo que hizo intervenir a las fuerzas del orden. No se levantarán cargos sobre el familiar. Tampoco a otro que gritó que no sabía “por lo que estaban pasando” las familias. Este fue retirado también por los oficiales de la corte.
El pasado mes de noviembre, Payton Gendron se había declarado culpable de cargos de asesinato y terrorismo motivados por el odio. Durante los hechos, el señalado utilizó vestimenta táctica resistente a las balas, cargadores de munición ilegales de alto porte, un caso y una cámara incorporada a este para transmitir el ataque.
Antes de llegar al sitio del suceso, el señalado había publicado una especie de manifiesto en línea en el que detalló que había escogido ese supermercado porque estaba ubicado en un barrio en el que predominaban los afroamericanos. También dejó escrito que esperaba que el ataque fuera de ayuda para preservar el poder blanco en Estados Unidos.
Las palabras de los familiares
Más consternación causaron los testimonios de los familiares de los muertos que los hechos aislados y las interrupciones que se presentaron durante la exposición. “Nosotros como pueblo somos inquebrantables”, afirmó uno de los presentes, identificado como Crawley. Su abuela, de 86 años fue una de las víctimas.
Wayne Jones fue más allá y le subrayó que no “le deseaba la pena de muerte”, deseó que lo mantuvieran con vida. “Para que tengas que sufrir pensando en lo que hiciste por el resto de tu vida”, dijo. Su madre, Celestine, tenía 65 años cuando Payton le quitó la vida.
Por su parte, la sobrina de otra de las víctimas convidó al acusado a buscar el perdón mediante la oración. “Piensa en mi familia y en las otras nueve familias que has destruido para siempre”, dijo Tamika Harper.
La viuda del guardia de seguridad Aaron Salter explicó que vestía de rojo “por la sangre que derramó por su familia y por su comunidad, y negro porque todavía” estaban de duelo.
También declaró uno de los sobrevivientes del tiroteo. Narró que las visiones de ese día lo persiguen mientras duerme. De las 13 personas a las que Payton Geydron disparó, solo tres quedaron vivas.
Las víctimas contaban con edades comprendidas entre 36 y 86 años. Entre los cuales, un diácono de iglesia, un activista del vecindario, un guardia de seguridad, una abuela de nueve nietos y la madre del excomisionado de bomberos de Buffalo.
Entre tiroteos y el debate sobre el control de armas
El suceso en Buffalo se llevó a cabo en un contexto complejo para el Gobierno estadounidense, que ya luchaba por una reforma para disminuir la adquisición de armas. Días después, otro hecho marcaba la pauta: la matanza en una escuela primaria en Texas que dejó 19 muertos.
Buena parte de los estadounidenses pidieron más rigurosidad a la hora de aplicar controles. El presidente Joe Biden firmó incluso un proyecto de ley bipartidista para endurecer los requisitos para que los jóvenes compren armas, ayudar a las autoridades locales a retirar las armas de las personas que consideren peligrosas y reforzar la verificación de antecedentes de quienes opten por adquirirlas, entre otras medidas.
Específicamente en Nueva York, los legisladores locales aprobaron una ley que priva a los menores de 21 años de adquirir un arma y la venta de algunos tipos de chalecos antibalas.
Esta semana, la Unión Americana se estremeció por otro hecho de violencia. Michigan fue el sitio escogido por un individuo que entró a la Universidad local y mató a tres estudiantes que se encontraban en sus instalaciones.
El tema de las armas fue clave en las elecciones de medio término, también lo será en la carrera por la Casa Blanca para el 2024. La Constitución de Estados Unidos contempla el derecho de sus ciudadanos a portar y poseer armas. Una barrera poderosa para quienes intentan frenar sucesos como los ocurridos en Buffalo.