Bolivia celebra elecciones presidenciales en un ambiente marcado por la polarización del voto y la incertidumbre sobre el futuro político del país.
La izquierda llega dividida tras la ruptura entre el presidente Luis Arce y el expresidente Evo Morales.
Arce impuso a uno de sus exministros como candidato con escaso respaldo, mientras Morales, inhabilitado por magistrados que extendieron su mandato, llamó a votar nulo durante el cierre de campaña.
En este escenario, Andrónico Rodríguez emerge como el aspirante más fuerte de la izquierda, aunque sin el apoyo del exmandatario.
En la derecha tampoco hubo unidad: Samuel Doria, Jorge Quiroga, Manfred Reyes y Rodrigo Paz compiten por convertirse en alternativa al Movimiento al Socialismo (MAS), que gobernó Bolivia por casi dos décadas.
Las encuestas, fuertemente cuestionadas por supuestas manipulaciones y compras de resultados, no ofrecen un panorama confiable. Históricamente, los sondeos han fallado hasta en un 20% respecto a los resultados reales.
Analistas coinciden en que ningún candidato alcanzará el 50% más uno de los votos, por lo que el país se prepara para un inevitable balotaje que definirá en segunda vuelta al próximo presidente.