Mi cuerpo no ha sido el mismo desde entonces», confesó a AP una vecina del pueblo de Nhialdiu del estado norteño de Unidad (Sudán del Sur), que junto con su amiga fue violada en los arbustos cerca de la carretera a un kilómetro de su aldea, a donde las arrastraron cuatro hombres armados a principios del pasado mes de noviembre. «Estaba llorando y gritando, pero estaba tan lejos del pueblo que nadie podía oírme», recordó la joven de 18 años.
El 1 de diciembre, la organización humanitaria Médicos Sin Fronteras (MSF) denunció que entre el 19 y el 29 de noviembre de este año 125 mujeres y niñas fueron violadas y golpeadas en un aumento drástico de la violencia sexual en Sudán del Sur. La mayoría de las víctimas fueron atacadas mientras caminaban desde la localidad de Nhialdiu y aldeas vecinas hacia Bentiu, capital del estado, lugar de distribución de comida en el marco del Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas.
Las vecinas de este estado se ven obligadas a hacer caminatas mensuales de 40 kilómetros hacia la ciudad de Bentiu, ya que sufren de escasez de comida en sus pueblos natales. La mayoría de las personas no pudieron cultivar la temporada pasada debido a los combates y la abundante lluvia. Incapaces de cargar las raciones pesadas en un solo viaje, la mayoría de las mujeres las dejan donde sus familiares en Bentiu y hacen hasta 6 caminatas de 11 horas a lo largo del mes.
De esto se aprovechan varios grupos de hombres armados con caras cubiertas ataviados con uniformes militares o ropa civil, que asaltan a las mujeres y abusan de ellas. Con ello, nadie se ha responsabilizado por esta ola de violencia que la ONU y la Unión Africana han condenado como «abominable» y «depredadora».
«Toman lo que quieren por la fuerza»
El Gobierno de Sudán del Sur ha reconocido que los ataques ocurren en las áreas que controla, pero culpa a unos «jóvenes no regulados» que lucharon junto a facciones en guerra antes del acuerdo de paz alcanzado este septiembre, después de 5 años de guerra civil. Y ahora se han quedado «con las armas en la mano para tomar lo que quieren por la fuerza», según declaró Laraka Machar Turoal, vicegobernador del estado de Liech Norte (que una vez fue parte del estado de Unidad) a AP.
Mientras que el secretario general de la ONU, António Guterres, ha tachado la situación de «horrible», algunos sospechan que la cifra 125 del informe de MSF no refleja el número real de víctimas. Si bien las jóvenes abusadas de Nhialdiu no fueron incluidas en este documento, lo que supone que hay muchas víctimas no registradas, por otra parte hay quienes ponen en duda la veracidad de los reportes de MSF sobre las violaciones masivas.
Así, el ministro de Información del estado de Liech Norte, Lam Tungwar, declaró que «una violación de tal magnitud no es cierta». «Somos un estado que respeta los derechos humanos y los derechos de las mujeres son nuestra prioridad», aseveró. No obstante, alarmado por las agresiones sexuales, el Programa Mundial de Alimentos anunció que se está preparado para acercar los puntos de distribución a las comunidades lejanas.