Arreglado el escándalo de Magnus Carlsen, sancionado por jugar con tejanos, todo indicaba que la pura emoción del Mundial Relámpago, donde se puede llegar a un ritmo de dos movimientos por segundo, eclipsaría lo extradeportivo. Pero no: el noruego firmó este mismo lunes un contrato con la firma de moda G-STAR para anunciar su ropa vaquera. Y luego se clasificó para los cuartos de final en Nueva York, pero con serios apuros. Se enfrentará al estadounidense Hans Niemann, a quien acusó de tramposo sin prueba alguna en 2022. Y, por supuesto, jugó con esos pantalones.
El muy elegante edificio Cipriani (en el número 55 de la calle Wall Street), sede de estos Campeonatos del Mundo, está a unos cien metros de la bolsa de Nueva York. Ambos lugares están conectados por una paradoja: muy poco ruido y una tensión enorme. Con la tecnología moderna, los corredores de bolsa ya no gritan, sino que mueven digitalmente en un pispás miles de millones, con repercusiones en todos los continentes.
El Mundial relámpago (unos cinco minutos por jugador para toda la partida) se disputa en un silencio casi sepulcral, a pesar de los 300 participantes (sumando la competición absoluta y la femenina) y otros tantos espectadores que han pagado entre 65 y 220 dólares (62,5 a 211 euros) por estar muy cerca de las estrellas del boxeo mental. Pero los nervios de esos tres centenares de gladiadores están al límite, lo que se traduce en fuertes golpes al reloj cuando sólo quedan unos segundos para que se agote el tiempo.
En ese contexto, Carlsen sufrió un pequeño percance que muchos entrenadores utilizarán como lección para sus pupilos. Era la tercera ronda, y no tardó mucho en lograr una posición ganadora frente al neerlandés Benjamin Bok. Pero aún quedaba el (tedioso) trabajo técnico de convertir esa ventaja en victoria. El escandinavo llevaba tiempo jugando con cierta displicencia cuando llegó a un final de reyes y peones donde su jugada natural era b5, que ganaba de inmediato. Pero, tras una corta mirada a su rival prefirió b6, como diciendo: “En esta posición ganan todas”. Pero hete aquí que su elección era un gran error. Bok lo aprovechó para forzar una posición de tablas. Carlsen, al darse cuenta, se levantó como un resorte, se giró con un gesto de desagrado, pero se recompuso enseguida, sacó su mejor sonrisa, ofreció el empate y estrechó la mano del enardecido neerlandés. Uno de los testigos fue el pentacampeón del mundo Viswanathan Anand, indio, ahora presidente adjunto de la Federación Internacional (FIDE): “Magnus ha reaccionado así de bien porque aún estamos en la tercera ronda; si esto le pasa en una de las últimas….”, comentó en perfecto español.
Sin embargo, a pesar de la risa, es probable que ese pequeño traspié por falta de concentración y exceso de confianza hiciera mella en la autoestima del número uno, quien se dejó otro medio punto en la quinta ronda ante el estadounidense Sam Shankland. Tras ganar a Mamediárov (Azerbaiyán) y Aronián (Armenia), firmó cuatro empates consecutivos frente a Caruana (EEUU), Niepómniashi (Rusia, con bandera de la FIDE), So (EEUU) y otro estadounidense, muy famoso: Niemann, a quien el noruego acusó de tramposo sin prueba alguna en 2022.
Esa trayectoria dejaba al escandinavo en el filo del abismo, y casi le obligaba a ganar en la penúltima ronda al también estadounidense Sevián. La lucha se decidió con muy pocos segundos para ambos y los nervios a flor de piel. Sevián tenía una manera de forzar el empate, no la vio, y eso fue un pasaporte a cuartos de final para Carlsen, quien cerró el torneo con un empate sin lucha frente al francés Firouzja que beneficiaba a ambos.
Pero los sobresaltos para el noruego no terminaron ahí, porque los números -o quizá el destino- dictaron que su rival este martes en cuartos de final (al mejor de cuatro partidas) sea el menos deseado: Niemann, a quien Carlsen tuvo que pagar una cantidad de dinero no publicada en un acuerdo extrajudicial para evitar una condena por acusar sin pruebas. Los emparejamientos (1º contra 8º, 2º contra 7º, et.) quedan así: Niepómniashi – Murzin, Caruana – Duda, Carlsen – Niemann y Firouzja – So. Resultados de los españoles: Alan Pichot (59º), José Carlos Ibarra (105º) y David Antón (123º), de 188; el argentino Faustino Oro, de 11 años, 144º; en el torneo femenino: Marta García (37ª) y Sara Khadem (44ª), de 108.