Esta disminución se atribuye a una disputa pública entre el CEO Elon Musk y el presidente Donald Trump.
El conflicto se intensificó cuando Musk criticó el proyecto de ley presupuestario del Partido Republicano, lo que llevó a Trump a amenazar con rescindir los contratos gubernamentales y los subsidios para vehículos eléctricos de Tesla .
Además de las tensiones políticas, Tesla enfrenta desafíos adicionales, como la disminución de las ventas en Europa y China, y preocupaciones regulatorias relacionadas con su software de conducción autónoma.
Estos factores han contribuido a la volatilidad de las acciones de la compañía. A pesar de los esfuerzos de Musk por distanciarse de la administración Trump, los inversores siguen preocupados por el impacto de su participación política en el desempeño de Tesla .
En un intento por mostrar apoyo, Trump anunció su intención de comprar un vehículo Tesla, calificando a Musk como un “patriota”.
Sin embargo, algunos analistas advierten que esta asociación política podría ser perjudicial para la marca, ya que Tesla corre el riesgo de ser percibida como un símbolo político, lo que podría alienar a ciertos segmentos de consumidores .