Una joven salvadoreña, originaria de Ciudad Delgado representa a la Universidad de Illinois, Estados Unidos y a El Salvador en el Global Food Security Symposium 2018, un evento mundial, en el que se discuten temas globales y que se desarrolla este 21 y 22 de marzo.
Este año fue seleccionada como parte de la Próxima Generación de Delegados del Chicago Council on Global Affairs. Una institución líder en la discusión de problemas mundiales como refugiados, guerra, hambre, pobreza, y cambio climático. Para ella es un honor representar no solo a la Universidad de Illinois y Zamorano, sino ser la primera salvadoreña elegida para esta posición.
En este grupo han sido escogidos estudiantes reconocidos mundialmente por sus investigaciones en temas relacionados al desarrollo global. Este año Emely fue elegida entre más de 800 aplicaciones de 364 universidades, de 90 países del mundo.
Esta promesa salvadoreña cree firmemente y está segura que una persona que crece con deficiencias nutritivas, su productividad es baja a lo largo de su vida, por lo que se verá limitada a tener acceso a trabajos competitivos y por ende caerá en el vicioso ciclo de pobreza y malnutrición. Y por eso se ha trazado entre sus objetivos romper ese ciclo vicioso mediante la creación de tecnologías de bajo costo y efectivas en incrementar la absorción de micronutrientes esenciales para la alimentación.
En seguida le presentamos la entrevista que Emely López sostuvo con Diario digital La Página:
¿Quién es Emely en lo personal y académicamente?
Mi nombre es Emely López. Tengo 23 años, una salvadoreña estudiando tercer año de doctorado en Ciencias de Alimentos y Nutrición Humana en la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign, donde me enfoco en crear nanotecnologías sostenibles para combatir la malnutrición en países en desarrollo. Me considero muy afortunada por haber convertido mi pasión en mi carrera, pues siempre me interesó resolver problemas que envuelvan cambios positivos en la sociedad. Desde pequeña abrigué el interés por la ciencia y actividades humanitarias, lo cual me llevo a estudiar una carrera que holísticamente envolviera agricultura, ambiente, agro negocios y procesamiento de alimentos (mi especialidad). La Escuela Agrícola Panamericana Zamorano en Honduras me abrió las puertas a estudiar teórica y prácticamente los conceptos básicos que aplico hasta el día de hoy en mi carrera. Por la naturaleza de mi trabajo he logrado ser parte de instituciones de renombre internacional que se enfocan en resolver la inseguridad alimentaria y otros problemas mundiales.
Personalmente me defino como alguien muy orientada a las metas y en hacer algo que impacte a las personas de manera positiva. Desde pequeña me puse roles personales, como estudiar en el mejor colegio de El Salvador para aquel entonces (Colegio Champagnat), luego estudiar en el extranjero en uno de los mejores centros de estudios superiores agrícolas en Latinoamérica (El Zamorano), y posteriormente hacer mis estudios de posgrado en una universidad del top 3 de Estados Unidos en estudios en alimentos y nutrición humana (Universidad de Illinois). Este camino no ha sido nada fácil, especialmente porque el costo de esta educación no podía ser cubierto por mi familia. Sin embargo, poco a poco, con la ayuda de Dios, la fe que muchas personas tuvieron en mí, y sacrificios personales; logre cada uno de estos objetivos estudiando becada total o parcialmente en cada una de estas instituciones. No puedo dejar de mencionar que en este largo camino, Dios puso a las personas adecuadas en cada momento, y a pesar de haber salido de casa desde los 15 años nunca me he sentido sola. Solo es cuestión de tomar la decisión de salir de la zona de confort, dar un paso diferente a los demás, y miles de oportunidades se abren.
Lo que más me gustaría expresarle a la juventud salvadoreña es que yo más que nadie entiende que crecer en El Salvador es de valientes. Cada día enfrentamos retos que en otros países ni se piensan; desde subirnos a un bus y viajar de una a dos horas hacia nuestra escuela, debatirnos entre trabajar o estudiar por sacar adelante a nuestra familia, hasta ser víctimas de vandalismo en nuestro país. Sin duda, los jóvenes salvadoreños somos personas fuertes, trabajadoras, con altas esperanzas de salir adelante.
¿Qué influyó a su persona para estudiar un Doctorado (Ph.D) en Ciencias de Alimentos y Nutrición Humana?
En mi doctorado enfoco mi investigación en desarrollar nanotecnologías que permitan incrementar la estabilidad y absorción de vitaminas y minerales por medio de productos alimenticios. Estas tecnologías están enfocadas en aliviar gradualmente ciertos problemas de malnutrición (como la deficiencia de vitaminas y minerales), especialmente en niños y mujeres de países en desarrollo.
Yo nací en San Salvador en Mayo de 1994, y viví hasta los 15 años en Ciudad Delgado, y desde pequeña recuerdo haber despertado un interés grande por impactar a las personas de mi país de una manera positiva, aunque para aquel entonces no sabía específicamente de qué forma lo haría. Habiendo crecido en un país en desarrollo y con recientes cicatrices de una guerra civil, mi familia fue una de las muchas que enfrentó inseguridad económica y alimentaria por muchos años. Lo más preocupante fue ver la crónica agravación de estos problemas sociopolíticos y económicos a lo largo de mi vida y en muchas familias salvadoreñas, y fueron estas circunstancias las que me inspiraron profundamente a perseguir una carrera que de alguna manera contribuyera a mejorar el cuadro nutricional de países en desarrollo y personas de bajos ingresos.
Muchos me preguntan ¿por qué nutrición y ciencia de alimentos? Mi respuesta es que a menudo, la malnutrición no suele atraer la atención que debería, y de esta manera se menosprecia el poder que tiene para potenciar el desarrollo de un país. Las personas se enfocan más en resolver los problemas inmediatos como la falta de dinero y trabajo (sin ánimo de sugerir que no son problemas importantes también), dando poca importancia a la calidad de alimentos consumidos. Lo que generalmente se desconoce es que sin una nutrición adecuada, especialmente en los primeros cinco años de vida, hay efectos irreversibles para la salud de una persona de por vida. De acuerdo a la “Alianza Global para el Mejoramiento de la Nutrición” se estima que la malnutrición reduce la productividad y oportunidades de un individuo en un 20%, haciéndolo/a menos competitivo económicamente a lo largo de su vida.
A lo largo de su carrera académica, ¿cuáles han sido sus mayores obstáculos y cuales sus mayores logros y reconocimientos?
Viniendo de una familia de clase media y trabajadora, mis mayores obstáculos siempre fueron económicos. Somos 3 hermanas y pues nos tuvimos que esforzar un poco más para poder estudiar una educación de calidad. Les estoy eternamente agradecida a Dios, mi madre, padrinos, mentores, amigos y demás familiares por siempre apoyarnos y sacrificarse por que nosotras tuviéramos lo mejor. Desde pequeña escuchaba decir que “el trabajo duro trae sus recompensas”, pero nunca fue tan claro como el día que me gané la beca para realizar mis estudios universitarios en la EAP Zamorano, de Honduras. Fue un 28 de Diciembre de 2009, fecha en que mi vida cambió, las puertas a muchas oportunidades fueron abiertas y empecé a aprovechar y esforzarme más y más por dejar en alto el nombre de mi país. Este fue uno de mis mayores logros, haber egresado de una de las mejores universidades de agricultura en Latinoamérica. Seguido a ello, puedo mencionar muchos reconocimientos que vinieron con mis estudios de posgrado como las becas Albrecht, Borlaug en Seguridad Alimentaria, IFT Mike Jimenez, Robert y Barbara Ayre – ACES Universidad de Illinois, IFT – Desafío Global en Alimentos, y la más reciente es haber sido elegida entre más de 800 estudiantes de 90 países para representar a mi universidad en el simposio de seguridad alimentaria como delegada de la próxima generación de líderes que impulsarán soluciones para resolver problemas alimentarios mundiales.
Sin embargo, uno de mis mayores logros personales es impactar la vida de la gente con mi investigación. De igual manera el haber construido una red de contactos y amigos de diferentes países y culturas, lo que facilita mi trabajo en desarrollo internacional, en el cual debo sumergirme en una cultura para poder resolver los problemas desde adentro. He sido muy afortunada en conocer gente muy apasionada, de buen corazón, y entusiasta por aliviar problemas mundiales.
Realmente puedo decir que superar cada obstáculo valió la pena y me sigue motivando, para que en un futuro cercano yo pueda impactar la vida de un/a joven salvadoreño/a ya sea con mi investigación o mi historia de superación.
En su historia académica, ¿qué le motivó a estudiar en el extranjero y como logro este objetivo?
Creo que mi naturaleza de ser inclinada a la curiosidad me llevó a aspirar por conocer el mundo. Uno de mis libros favoritos cuando niña era el Atlas mundial, no solo memoricé las capitales de todos los países del mundo en aquel entonces, sino que también me fascinaba ver las caras de diferentes culturas alrededor del mundo. No puedo decir a cabalidad qué despertó ese sentimiento en mi persona. Sin embargo, parte de mi filosofía de vida es que cualquier cosa que mi mente piense puede hacerse realidad; solo hay que jugar las cartas en los momentos adecuados, saber tomar oportunidades, dar un salto de fe, y nunca olvidar de donde provenimos y estar orgullosos de ello. La energía positiva y orientación a las metas mantuvieron mi enfoque siempre, y de esta manera logré dar mi primer salto de fe a los 15 años y así sucesivamente. Mi familia me decía siempre que ¨el cielo es el límite¨, no obstante, con el pasar de los años he aprendido que el único límite somos nuestra mente y/o nosotros mismos. Si fuera a dar un consejo de vida, sería que nunca tengamos miedo de soñar en grande, ya que las piezas para construir nuestros sueños están en un 90 por ciento en nuestra mente, positivismo, y disciplina; y tan solo un 10 por ciento en lo que muchos llaman ¨suerte¨.
Después de concluir sus estudios, como planea hacer su sueño realidad, ¿cuál sería su contribución a El Salvador y como ayudará a resolver los problemas de hambre de la humanidad?
De alguna manera siento que ya estoy viviendo parte de mi sueño. Con mi trabajo, he logrado impactar a poblaciones de países en desarrollo como Las islas Filipinas, donde en el 2016 efectuamos un estudio para utilizar condimentos nativos como vehículos para transportar hierro. De igual manera he logrado impactar decenas de estudiantes a los cuales proveo dirección en sus ideas de desarrollo internacional, esto es como parte de la junta de evaluadores en el World Food Prize Foundation, como instructora asistente para clases de pregrado, o como coordinadora de programas de verano para estudiantes de bachillerato en colaboración con compañías como PepsiCo.
En adición a esto, existen muchas rutas que podría tomar después de graduada. Sin embargo, dos de las que más me interesan es contribuir a extender mis tecnologías a múltiples países en desarrollo, para así poder aliviar la deficiencia de micronutrientes gradualmente. Salvar la vida y restaurar la salud de una persona tiene impactos profundos en la estabilidad social, económica, y política de nuestros países. Y me gustaría ser una líder en este tema, capaz de hacer llamados públicos e invitar a las instituciones de todo ámbito a apostar por invertir en ello para curar nuestros males de subdesarrollo en un futuro cercano.
Por cierto, creo firmemente en que con el conocimiento también se lleva una responsabilidad social grande, y por ello, incluso en esta etapa sirvo en muchas instituciones como miembro de comités de revisión y jurado donde evaluamos ideas para resolver problemas como el hambre mundial, salud pública, escasez de agua, y conflictos sociopolíticos.
La segunda rama que me interesa es aplicar mis tecnologías de micronutrientes para mejorar la estabilidad de vitaminas y minerales en alimentos espaciales. Dado que estos alimentos deben mantener su estabilidad química y sensorial por largos meses de viaje espacial, me gustaría encontrar soluciones a ello. En noviembre de 2017, junto a otros compañeros presento los resultados de una investigación durante la cumbre global del Instituto de Tecnólogos de Alimentos y a la gerente de comidas espaciales de la nasa, Vicki Kloeris.
Finalmente, uno de mis mayores sueños es después de lograr mi propia estabilidad económica, poder otorgar una beca en El Salvador cada año. Esto sería para un estudiante que muestre mucha promesa y entusiasmo por estudiar en el extranjero. Tal vez de esta manera, con contribuciones pequeñas, puedo ser una de las personas que incentive la ciencia en nuestros países. Siento que actualmente se subestima, y es justo y necesario tener acceso a una educación de calidad para poder competir en el mundo.
Sin duda, es un ejemplo a seguir. Esta joven de 23 años, tiene su mente puesta y su mirada fija en convertirse en la primera líder mundial salvadoreña en nutrición humana.
Y haciendo honor a la frase popular … “cuando se quiere se puede”… hace un llamado a los niños y jóvenes del país, que quieran salir adelante, que no se rindan y que agoten todos los esfuerzos posibles hasta alcanzar su sueño y poner en alto el nombre de El Salvador.