El piloto Ryan Preece fue protagonista de un dramático accidente durante el tramo final de la última carrera de la fase regular de la Cup Series del Nascar en el Daytona International Speedway cuando, tras chocar con su compañero de equipo Chase Briscoe, el Ford N°41 se despistó dando más de 12 trompos en el aire hasta aterrizar en el césped totalmente destrozado.
Afortunadamente, y de manera casi inexplicable, el corredor de 32 años pudo retirarse del lugar por sus propios medios y fue atendido por el personal médico de la competencia, quienes lo subieron a una camilla y lo trasladaron en ambulancia, primero al centro médico del recinto y luego al Halifax Healt en donde permaneció bajo observación.
En las imágenes de la transmisión oficial se pudo ver el momento en el que, a la salida de la curva 2 de la vuelta 156 (de las 160 totales) el Chevrolet N°43 de Erik Jones tocó la parte trasera del vehículo de Preece, quien inmediatamente se cruzó hacia la izquierda chocando a su compañero de equipo.
Mientras el Ford N°14 de Briscoe continuó en una dirección recta por fuera de la pista, el de Preece comenzó a girar por el aire antes de aterrizar violentamente sobre sus cuatro ruedas.
“Si quieres ser un piloto de carreras, será mejor que seas duro… Estoy volviendo”, escribió el estadounidense desde el hospital un par de horas más tarde y antes de recibir el alta. Por su parte, el vicepresidente de Stewart-Haas Racing, Greg Zipadelli, señaló que Preece podrá regresar a Carolina del Norte después de la autorización de los médicos y afirmó que el piloto siempre estuvo “despierto, alerta y móvil”.
Cabe destacar que, así como en la Fórmula 1, el interés por mejorar la seguridad de los participantes en el Nascar continúa creciendo con el paso del tiempo. De hecho, fue gracias a las nuevas implementaciones tecnológicas que el piloto estadounidense pudo salir con vida de semejante accidente que acabó con el vehículo parcialmente destruido pero con sólo algunos golpes en la jaula antivuelcos.
Esto fue producto de la creación de los automóviles Next Gen de NASCAR, considerados como la versión más segura en los 75 años de historia del torneo. Desde la muerte de Dale Earnhardt en la vuelta final de las 500 millas de Daytona en 2001, la organización intentó mejorar las prestaciones de los vehículos para evitar trágicos accidentes.
El objetivo principal fue tratar de minimizar los riesgos que producen las fuerzas G en los conductores al momento del impacto. Al parecer, las innovaciones en materia de seguridad rindieron sus frutos ya que disminuyeron los incidentes de gravedad y no se reportaron conmociones cerebrales en lo que va del 2023.
En lo que respecta a la carrera, se adicionaron dos vueltas más después de las reglamentarias y el piloto texano Chris Buescher se quedó con la victoria en su Ford N° 17 por delante de su compañero de equipo Brad Keselowski (Ford N°7).