Romelu Lukaku sufrió gritos racistas el domingo en un partido de la segunda jornada de la Serie A italiana. Cuando el delantero se disponía a marcar el penal que dio la victoria final 2-1 al Inter en Cerdeña se escucharon gritos de mono, perfectamente distinguibles por televisión. Los gritos continuaron unos segundos.
El exdelantero del Manchester United miró enfadado hacia la grada de la que salieron los gritos, antes de ser rodeado por sus compañeros en la celebración. El partido se reanudó normalmente y no fue detenido en ningún momento por el árbitro.
El delantero belga pidió este lunes a los futbolistas «unirse y tomar posición» frente al racismo: «Estamos en 2019 y en lugar de avanzar vamos hacia atrás. Pienso que como jugadores debemos estar unidos y tomar posición frente a este problema con el objetivo de conservar este deporte limpio y agradable para todos», señaló en un mensaje en Instagram.
«Numerosos jugadores han sufrido abusos racistas este último mes. Fue mi caso ayer. El fútbol es un juego en el que todo el mundo debe disfrutar y no debemos aceptar ninguna forma de discriminación susceptible de avergonzar a nuestro deporte», señaló Lukaku.
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«Las plataformas de las redes sociales deben igualmente trabajar más, con los clubes, porque cada día hay al menos un comentario racista hacia una persona de color. Lo hemos dicho desde hace años y no se ha hecho nada», añadió.
En abril, el atacante Moise Kean, entonces en la Juventus, ya había sido víctima de gritos racistas tras marcar un gol al Cagliari. El francés Blaise Matuidi, también de la Juventus, sufrió un episodio similar ante el mismo equipo.
En Inglaterra también suceden episodios similares, por ejemplo, este mes Paul Pogbarecibió gritos racistas tras fallar un penal contra el Wolverhampton que privó al Manchester United de la victoria. Los delanteros Marcus Rashford (Manchester United) y Tammy Abraham (Chelsea) también fueron víctimas de situaciones similares.