Le tocó sufrir bastante al Bayern frente al colista, pero finalmente logró imponerse a un valiente Paderborn in extremis por 3-2 y terminó defendiendo el liderato en la Bundesliga. Volvió a brillar Lewandowski con un doblete que no solo decidió un partido más igualado de lo que los pupilos de Hansi Flick hubieran preferido, sino que también aumentó su renta goleadora a 25 dianas en lo que va de liga. Son cuatro puntos los que separan a los muniqueses del Leipzig, que puede volver a recortar diferencias si logra llevarse la victoria de su visita al Schalke 04 el sábado. La máxima competición alemana sigue al rojo vivo.
Solo quedaban cuatro días para medirse al Chelsea en la ida de octavos de la Champions, pero Hansi Flick estaba por la labor de experimentar. Por primera vez desde que se hiciera cargo de la nave bávara en noviembre propuso una defensa de tres antes las sanciones de Boateng y Pavard, pero la puesta en escena funcionó a la perfección. Alaba, Kimmich y Lucas construían desde atrás, Odriozola y Davies se convirtieron en carrileros y el Bayern no tardó en acosar a un rocoso Paderborn que, poco a poco, empezó a derrumbarse. Gnabry fue quien lo reflejó en el luminoso con un disparo cruzado tras un área.
Tenía toda la pinta del típico partido que el Bayern termina ganando por goleada hasta que Neuer decidió hacer una de las suyas. No midió bien una balón largo y erró en la salida, dejándole el empate en bandeja a Srbeny. Enmudeció el Allianz Arena, Flick sustituyó a un gris Odriozola y el Bayern subió dos marchas tras la reanudación. Lewandowski volvió a adelantar a los suyos a pase del imperial Gnabry, pero los visitantes supieron devolver el golpe por segunda vez. Neuer no atrapó un disparo de Srbeny y Michel subió el 2-2.
Fue entonces cuando el Bayern echó toda la carne en el asador. Parecía un partido de balonmano, con todo el conjunto muniqués alrededor del área del Paderborn. Lo intentó de todas las maneras, por fuera y por dentro. Disparos de lejos, pero el cuero siempre terminaba chocándose con una pierna rival. La hinchada del Allianz tuvo que esperar hasta el descuento hasta que Gnabry volvió a encontrar a Lewy y éste desató la locura en la grada empujando el centro hacia el fondo de la red.