Aliaksandr Hleb había jugado tres temporadas en el Arsenal de la Premier League y su juego llamó la atención de Josep Guardiola, quien en 2008 asumió al frente del Barcelona y lo pidió como refuerzo. La dirigencia pagó más de 15 millones de dólares por su transferencia, pero en los entrenamientos no convenció, jugó apenas 19 partidos y al final de temporada se marchó al Stuttgart de Alemania.
En apenas un año, el bielorruso pudo notar algunos detalles del vestuario que en aquel entonces integraban jugadores como Dani Alves, Samuel Eto’o, Lionel Messi, Xavi Hernández y Andrés Iniesta.
Durante ese mercado de pases, el Barcelona se desprendió de dos de sus figuras: Ronaldinho, que se fue al Milan de la Serie A por más de 23 millones de dólares y Deco, quien continuó su carrera en el Chelsea de la Premier League a cambio de 12 millones de dólares.
Según reveló Hleb en diálogo con la revista Belorusski Fútbol, la decisión de vender a estos escapaba al entrenador y estuvo vinculada a sus excesos: «Ronaldinho y Deco llegaban borrachos a entrenar. Y ¿saben por qué los vendió el Barça en 2008? Porque tenían miedo de que echen a perder a Messi».
Su frase retumbó en los principales portales del mundo, ya que desnuda cómo era aquel vestuario antes del arribo de Guardiola. Además, el delantero argentino, quien hasta ese entonces aún no había sumado ningún Balón de Oro, pero que se perfilaba como una estrella, tenía una gran relación con el mediocampista brasileño.
Hasta el día de hoy, Messi y Ronaldinho mantienen una amistad. El ex futbolista, ahora embajador de la FIFA, le dedicó un mensaje en las redes sociales hace unos días con motivo del cumpleaños del delantero del Barcelona: . «¡Felicidades, Leo! Te deseo lo mejor, felicidad, salud y éxito! Espero verte pronto, hermano».
Por otra parte, los excesos de Ronaldinho son de público conocimiento. En 2017, Alfons Godall, ex vicepresidente del Barcelona, reveló que el ex futbolista del PSG formaba parte del «club de la caipirinha» junto con Deco, Thiago Motta y Maxi López, quienes solían irse de fiesta.
En 2018 en un entrevista para el diario británico Telegraph, el jugador de 38 años, quien está actualmente en el BATE Borisov, aseguró que en el Barça no se sintió cómodo. «En el Arsenal disfruté de mi vida, me despertaba con una sonrisa. Cesc Fábregas, Flamini, Rosicky y Van Persie eran mis mejores amigos. Éramos como hermanos», comentó. Pero luego le llegó el ofrecimiento del club catalán y no lo pudo rechazar, todo su entorno lo aconsejó cambiar de equipo. «Cuando le comenté a mis amigos el interés del Barça todos me dijeron: ‘¿Estás loco? El Barça es el mejor club del mundo, tienes que ir allí'».
Sin embargo nunca se pudo adaptar al equipó y sumó pocos minutos en el terreno de juego. «Quería jugar y me enfadé con Pep. Ahora entiendo que fue mi culpa», reconoció. A partir de ahí, salió a préstamo al VfB Stuttgart, donde ya había jugado. Luego pasó por Birmingham City, Wolfsburgo, Sovetov Samara, BATE Borisov, Konyaspor y Gençlerbirliği Spor, antes de volver al BATE, donde milita actualmente. Según él, elegir jugar en el conjunto azulgrana le arruinó la carrera.
«¿Si alcancé mi potencial? No, cometí muchos errores. Es por eso que no estoy al 100% contento con mi carrera. Ir al Barça fue una decisión difícil y todo lo que vino después fue un error. Perdí mis mejores años», reveló al diario británico.