El hecho ocurrió en 2018, cuando el estadounidense D. J. Cooper defendía los colores del AS Mónaco Básket de la liga francesa, pero se conoció esta semana, luego de que él intentase ocultar el asunto. Aquel año, el norteamericano de 28 años anunció que dejaba la actividad durante algún tiempo por «problemas familiares». La prensa decidió confiar en su palabra y desde entonces no se supo más sobre el tema, hasta que el sitio de noticias croata Index, descubrió la verdad.
En aquel entonces, el base fue sometido a un control antidopaje, como sucede habitualmente con los deportistas profesionales. Pero lo que encontraron los médicos de la FIBA derivó en una suspensión que culminará en junio de 2020.
Su muestra de orina resultó limpia de cualquier tipo de sustancia prohibida por la federación, aunque llamó la atención la presencia de gHC, una hormona producida por la placenta, que indica que esa persona está embarazada.
Según se conoció después, Cooper había utilizado la orina de una «amiga», desconociendo que ella estaba esperando un bebé, por lo que el descubrimiento no fue una sorpresa solamente para los especialistas. Otros medios europeos, como el sitio español Marca, informan que la mujer era su pareja.
Cooper estudió en la Universidad de Ohio, pero no fue incluido en el Draft 2013, año en el que le correspondía dar el salto a una franquicia de la NBA. Por ese motivo, emigró a Europa, en donde forjó una digna carrera.
Jugó en equipos importantes de Grecia y Montecarlo, como el Panathinaikos, AEK y Paok, e incluso llegó a ser el mejor jugador de la Liga de Francia, cuando defendía la camiseta del Pau Orthez. En la temporada 2016/17, por ejemplo, llegó a promediar 13,4 puntos, 5,4 rebotes y 10,6 asistencias. Además, en 2014 se nacionalizó Bosnio para formar parte del seleccionado. Sin embargo, se quedó fuera de la lista para el Eurobasket 2015 por una lesión.