Locura inexplicable, la que se vivió en Lisboa este martes. Un Barça frágil en defensa cometió un sinfín de errores y llegó a ir perdiendo 4-2 ante el Benfica a falta de 12 minutos. Pero los azulgranas no se rindieron nunca y acabaron imponinéndose en el último suspiro del tiempo añadido con un tanto de Raphinha que clasifica a los de Flick para los octavos de final de la Champions.
Tal y como se intuía, Flick devolvió la titularidad a Szczesny, premiado con la Champions tras su buen hacer en la Supercopa de España. ‘Tek’ quería soñar en grande, pero no tardaría en empezar a vivir una auténtica pesadilla. No se habían cumplido dos minutos cuando Pavlidis le aniquiló tras un gran centro de Álvaro Carreras desde la izquierda.
Fue el propio Benfica el que, tras perdonar el 2-0, devolvió al Barça al partido. Un pisotón inocente de Tomás Araujo lo revisó el VAR y derivó en el empate de los azulgranas, obra de ‘Lewy’ desde el punto fatídico. Visto lo visto, que el choque volviera a ‘empezar’ era casi un milagro para los de Flick.
De la ocasión de Gavi a los errores de Szczesny
El destino del Barça podría haber sido muy diferente de superar Gavi a un Trubin que protagonizó una de las paradas de la jornadas. Pero dominar las áreas es clave y los catalanes no dominaron la suya en una acción ridícula entre Szczesny y Balde. Sin hablarse, ambos chocaron y sirvieron el gol en bandeja a Pavlidis. El gol más fácil de su carrera.
Sería justo al cumplirse la media hora que Szczesny sufriría otra hemorragia de crédito. Akturkoglu recibió en el interior del área y una alocada salida del meta supuso penalti para los lisboetas. Pavlidis firmó su ‘hat-trick’ y dejaba a Flick anonadado en la banda.
Ya en la segunda mitad, y en solidaridad con Szczesny, el meta ucraniano estrelló un desplazamiento en largo en la cabeza de Raphinha y el balón acabó en el fondo de las mallas. La Champions es fútbol de élite pero en Da Luz se vieron demasiadas acciones de circo. El Barça revivía.
Épica azulgrana en el último cuarto de hora
Antes de que los lusos sintieran el miedo, Araujo se sumó a la fiesta de errores. El charrúa desvió un centro desde la izquierda y batió sin querer a ‘Tek’, sin culpa esta vez. Resumido en dos palabras: todo mal. Pero quedaban 20 minutos y el chaparrón que caía -no solo de goles, también de lluvia- dejaba cierto espacio para la épica culé.
Las esperanzas del Barça volverían a multiplicarse cuando Danny Makkelie pitó un más que dudoso penalti de Álvaro Carreras sobre Lamine. Lo comido por lo servido, pues el de Szczesny en el primer tiempo también fue riguroso. Lewandowski no perdonó.
Un final surrealista: o penalti para el Benfica o 4-5
Ya la desesperada, Pedri se vistió de nuevo de mago y sirvió un centro con música a Eric, que de cabeza silenció a Da Luz con el empate a cuatro, un premio que sabía a gloria. Pero cualquier ‘thriller’ de nivel merece un final a la altura, y lo que sucedería en el último instante de partido no lo vio venir nadie.
En el minuto 95, justo después de que Szczesny se redimiera parándole un mano a mano a Di María, un posible penalti a favor del Benfica se transformó segundos después en un contraataque de Raphinha, que en solitario se lo hizo todo hasta superar a Trubin y confirmar la épica hazaña del Barça. El suspense aún fue mayor porque el VAR debía decidir si hubo penalti en la acción previa al gol del brasileño. Era un todo o nada, y salió cara. Makkelie dio validez al tanto y el equipo de Flick se metió automáticamente en los octavos de final.