Todo el mundo conoce la historia de Kane Tanaka, la persona viva más anciana del mundo, que a sus 118 años se prepara para ser protagonista de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020: llevará la antorcha olímpica el próximo mes de mayo cuando pase por su provincia en Japón.
Tanaka, nacida en Fukuoka, en la isla sureña de Kyushu, será asistida por su familia, que la empujará en una silla de ruedas durante gran parte de los 100 metros que tendrá que recorrer con el emblema que representa a los JJOO.
“Es genial que haya llegado a esa edad y todavía puede mantener un estilo de vida activo; queremos que otras personas vean eso y se sientan inspiradas, y que no piensen que la edad es una barrera”, dijo su nieto Eiji Tanaka, de 60 años, en diálogo con la CNN.
La historia de esta famosa anciana, que logró entró en los Guinness World Records por su longevidad en 2019 tras el fallecimiento de Chiyo Miyako el año anterior, comenzó en 1903. Ha vivido de todo. Tuvo cuatro hijos con el hombre con el que se casó a los 19 años y trabajó en la tienda familiar hasta los 103. Ahora tiene cinco nietos y ocho bisnietos. También sobrevivió dos veces al cáncer, vivió dos pandemias –la gripe española de 1918 y actualmente la de coronavirus– y las dos Guerras Mundiales.
De hecho, es la segunda vez que vivirá los Juegos Olímpicos en su país, ya que se celebraron también en Tokio en 1964, cuando ella tenía 61 años.
Kane Tanaka, que vive actualmente en un hogar de ancianos y ama las bebidas gaseosas, ahora tiene la mira en otro hito: el de la persona más anciana que ha vivido, que pertenece a una mujer francesa que murió a los 122 años. “Ella dice que quiere romper ese récord”, dijo su nieto.
Por lo pronto está motivada con participar en el Relevo de la Antorcha Olímpica de Tokio 2020, que se ha retrasado por la pandemia y comenzará el 25 de marzo bajo estrictos protocolos para evitar contagios del COVID-19. Recién en mayo estará pasando por Shime, una pequeña población de aproximadamente 45.000 habitantes donde vive Tanaka.
Hasta ahora, la persona de mayor edad que había llevado la llama olímpica era la brasileña Aida Gemanque, que tenía 106 años cuando hizo su relevo antes de los Juegos Olímpicos de Río 2016. Ella había superado a Alexander Kaptarenko, un ex jugador de tenis de mesa que hizo un relevo con la antorcha olímpica antes del comienzo de Sochi 2014 a la edad de 101 años.