El US Open es siempre un gran campeonato y hay muchos condimentos para que esto sea así, pero para mí siempre hay algo que sucede año tras año: siempre el tablero está muy apretado y normalmente no hay nadie que saque mucha ventaja en las primeras rondas.
Esta edición en The Country Club no es la excepción y todos los jugadores que estarán el fin de semana están separados por solo 8 golpes. Faltando la mitad del campeonato por disputarse, les puedo asegurar que todos los que pasaron el corte saben que tienen chances de ganar.
Los que jugaron por la mañana sufrieron más que los de la tarde. El viento y el sol que hubo en esa parte hicieron que los greens empezaran a ponerse amarillos, algunas manchas aparecieron en las superficies y la USGA salió a darles una refrescada cuando los grupos de la mañana habían terminado. Alguien podrá pensar que esto no es justo, pero el reglamento lo prevé. Los greens en el US Open están muchas veces al límite de ponerse injugables y siempre es mejor estar del lado correcto de ese límite. En 2018 cuando el campeonato se jugó en Shinnecock Hills los greens se les escaparon y la USGA recibió muchísimas críticas de los jugadores.
En esa mañana de viernes apareció el número 1 del mundo para jugar sus últimos 11 hoyos en 5 bajo par, firmar 67 golpes, y quedar a dos del líder con 36 por jugar. Sin dudas Scottie Scheffler es un gran candidato y no muchos llegan con el mismo grado de confianza. También por la mañana jugó Sam Burns, un joven de 25 años que ganó tres veces esta temporada, que también se fue con 67 golpes y se metió en la lucha. El ganador de 2017 y 2018 fue el otro destacado de esa parte del día. Brooks Koepka sabe cómo ganar estos grandes campeonatos, volvió a ser el de años atrás, y si bien esta a 5 del líder, jamás hay que descartarlo.
Con lo visto temprano todos nos preparamos para ver una masacre por la tarde, pero todo cambió para beneplácito de los que les tocó jugar en ese momento. Una tormenta se acercó y amenazó con suspender el juego porque traía electricidad, se nubló, algunas gotas cayeron y el viento mermó en forma considerable. Al final del día la tormenta agarró para el sur, el sol volvió a brillar y quedó una tarde perfecta para jugar en The Country Club.
Colin Morikawa se graduó de la Universidad de California en mayo de 2019. Enseguida se hizo profesional y debutó en el US Open de ese año. Menos de dos meses más tarde ganó su primer torneo en el tour. En 2020 llegó la pandemia y el golf tuvo un parate de un par de meses. Cuando se retomó la actividad Morikawa perdió en play off el primer torneo, pero un mes más tarde volvió a ganar. Los majors se jugaron todos en diferentes fechas y el PGA Championship viajó a San Francisco. Alli Morikawa pegó el domingo uno de los grandes golpes en la historia del campeonato y se quedó con su primer grande. El mundo ya miraba a este chico con otros ojos y en febrero de 2021 logró su primer World Golf Championship, pero lo mejor estaba por venir. Viajó al sur de Inglaterra para jugar el Open y en Royal St. Georges deslumbró al mundo embocando todos los putts que necesitó en los últimos 9 hoyos para aguantar la embestida de Jordan Spieth. La temporada 21/22 arrancó con varios top 10, incluidos dos segundos puestos y un quinto lugar en el Masters, pero él mismo se encargó de contarnos que su swing no estaba en el lugar que quería.
Luego de dos rondas en el US Open es el líder igualado con Joel Dahmen, un jugador surgido de la qualy, que tiene una sola victoria en el tour, y que el sábado jugará en el grupo final de un major por primera vez. También es muy común en el US Open que algún nombre con pocos pergaminos aparezca al tope del tablero, pero pocos son los que aguantan la presión del fin de semana.
Morikawa tiene al español Jon Rahm, defensor del título, y a Rory McIlroy, ganador en 2011, a un solo golpe. Rahm ganó en México hace poco más de un mes y McIlroy lo hizo la semana pasada en Canadá. En ese mismo grupo aparece otro joven como Aaron Wise y el poco conocido Hayden Buckley, que viene de fallar el corte en sus últimos 4 torneos. Nada está dicho y todo está por verse en la prueba de golf más difícil del año. Para colmo el pronóstico es de temperaturas muy bajas por el fin de semana y viento más fuerte que los primeros dos días.
El US Open que todos queremos ver. Ese en donde los pares se festejan y en donde los jugadores tienen que pelear de una forma como no lo hacen el resto del año. Paciencia será el nombre del juego, y aquel que la tenga levantará el trofeo el domingo.