El Espanyol tumbó con épica al Real Madrid en un Cornellà-El Prat en plena ebullición con un golazo de Carlos Romero en el minuto 85. La resistencia del conjunto blanquiazul personificada en un Joan García inconmensurable (y socorrido por los palos) tuvo premio en el tramo final ante un Madrid que se dejó el liderato solo una semana después de lograrlo y antes de encarar uno de los tramos más importantes de la temporada, con el City asomando a la vuelta de la esquina. La fiesta final, con afición y equipo unidos en plena comunión, fue la guinda de la mejor noche en lo que va de curso.
El RCDE Stadium presentó sus mejores galas para recibir al líder. 33.669 espectadores para la mejor entrada de la temporada y el ambientazo de las noches especiales, cuando la grada perica de Cornellà-El Prat da todo lo que tiene para llevar en volandas a su Espanyol. El equipo de Manolo González plantó cara y dio muestras de una mayor solidez ante un Madrid con Vinicius de vuelta tras cumplir los dos partidos de sanción por su expulsión en Mestalla. El conjunto de Carlo Ancelotti dominó el juego pero no sometió al Espanyol porque su circulación de balón era previsible y pastosa, con Vinicius y Mbappé muy desconectado entre sí porque Bellingham no pudo o no supo ejercer de nexo. Solo Rodrygo, en estado de dulce, puso en apuros a la zaga blanquiazul.
Además de perder el liderato, la peor noticia del partido para los blancos fue sin duda la lesión de Antonio Rüdiger antes de cumplirse el primer cuarto de hora a solo 10 días de encarar la eliminatoria a vida o muerte contra el Manchester City. El central alemán se tiró al suelo doliéndose de la parte posterior de la rodilla derecha, la que no lleva vendada, y sus compañeros pidieron el cambio rápidamente. A falta de conocer el alcance exacto de la lesión, la baja de Rüdiger supone un contratiempo gravísimo para Ancelotti porque el eje de la defensa está totalmente descosido. El italiano ha tenido que parchear las urgencias con Tchouaméni y Raúl Asencio. David Alaba, recién superada la recuperación que le ha tenido en el dique seco más de un año, no presenta las garantías competitivas que demanda una delantera del más alto nivel como la del Manchester City por más que los de Pep Guardiola estén en horas bajas.
