El viernes pasado, Brasil se retiró del Estadio Couto Pereira de Curitiba entre silbidos. Había ganado 1-0 ante Ecuador con el único gol de Rodrygo, pero dejó una pálida imagen futbolística que no fue perdonada por el público. La derrota por la mínima ante Paraguay en Asunción solo hizo evidente lo obvio: si no jugás bien, tenés que entregarte a la suerte. Cuando no la tenés, las carencias quedan a la vista.
Las feroces críticas de la prensa seguidora del Scratch estuvieron mezcladas con las reacciones jocosas de los fanáticos que se regodean en este flojo momento del pentacampeón mundial. El periodista Alexandre Alliatti escribó una columna de opinión para el portal Globo Esporte en la que pidió el final del ciclo de Dorival Júnior como entrenador: “¿Puedes imaginarlo llevando a la selección a algún lugar? Y peor: ¿puedes imaginar a algún entrenador brasileño llevando a la selección a algún lugar?”. La conclusión del texto está en el título: “La selección brasileña necesita un entrenador extranjero”. Esto no sucede desde 1965, con el argentino Filpo Núñez, aunque hace poco tiempo sonó el nombre del italiano, Carlo Ancelotti, para ocupar ese lugar.
El texto no apunta a Dorival, a quien define como un “buen entrenador”, sino que se concentra en un problema sistémico: “Un buen técnico no es suficiente para dirigir a Brasil. El puesto no exige calidad: exige excepcionalidad. Es por eso que la selección necesita un comandante extranjero: porque no hay, en este momento, ningún entrenador brasileño en ese nivel. La cuestión no es exactamente Dorival: es el momento del fútbol brasileño”. Si fueran del ámbito local, ¿quiénes? Tite y Fernando Diniz son los nombres citados, aunque uno se fue post Mundial 2022 y el otro agarró el cargo de manera interina yéndose antes de la Copa América.
La crónica dirige su mirada a los inconvenientes que asoman en esas latitudes enfocados en la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) y la corta edad de las jóvenes promesas cuando emigran a Europa (Endrick se incorporó al Real Madrid a los 18 años y Estevão recalará en el Chelsea en el verano de 2025, luego de cumplir la mayoría de edad). En este sentido, cita los ejemplos de Flamengo y Botafogo, que utilizan su billetera para traer “promesas mundiales” como Carlos Alcaraz y Thiago Almada, respectivamente: “¿Qué queda de esperanza? Algún entrenador excepcional, una figura que nos sacuda, que desordene nuestro tablero, que nos saque de esta monotonía”.
El pedido por un DT extranjero es reforzado por Alliatti con una base en el nulo éxito de los conductores brasileños en el torneo local. Allí, se pregunta por qué el podio del Brasileirao se lo reparten orientadores nacidos fuera de ese suelo: los portugueses, Artur Jorge y Abel Ferreira, con Botafogo y Palmeiras; el argentino, Juan Pablo Vojvoda, en Fortaleza. En ese apartado, puntualizó en Ferreira y Vojvoda: “¿Por qué los dos mejores trabajos desarrollados en Brasil en los últimos años fueron realizados por dos extranjeros?”. “¿Por qué el equipo más envolvente que hemos visto jugar aquí en un pasado reciente, el Flamengo de Jorge Jesús, tenía un entrenador extranjero? ¿Por qué no hay ningún técnico brasileño en una posición destacada en Europa?”, sentenció.
El ganador del Premio San Pablo de Literatura en 2023 aclara que la nacionalidad no garantiza calidad, pero “la cuestión es el momento. Si Tite ya pasó, si Diniz ya pasó, si no es Dorival, entonces, ¿quién?”, y se refirió a la frase del actual entrenador sobre que Brasil iba a jugar la final del Mundial 2026: “Fue una afirmación infeliz, desconectada de una triste realidad: que Brasil camina en la dirección contraria, lejos de la primera fila del fútbol mundial”.
Por otro lado, Vinicius Júnior fue uno de los referentes en salir a hablar después de la caída en el Estadio Defensores del Chaco. Uno de los candidatos a ganar el Balón de Oro estuvo muy lejos del costado desequilibrante mostrado en el Real Madrid de España, siendo minimizado por el lateral, Juan José Cáceres: Vini completó una gambeta de cuatro intentadas, acumuló 17 pérdidas sobre 37 toques y acertó un escaso 71% en pases. “Los partidos en Europa son más rápidos que aquí. El balón llega más rápido debido al campo, tenemos que adaptarnos para jugar de la mejor manera y ganar los partidos”, se excusó el atacante de 24 años.
Las declaraciones publicadas por Globo Esporte incluyen una mención a su nivel con la Verdeamarela: “Sé de mi potencial, de lo que puedo hacer por la Selección. Claro que está siendo un proceso muy complicado, porque cuando la confianza no viene, los goles no vienen. Eso lo complica más, estoy enfocado en hacer lo mejor por mi país, tengo la cabeza enfocada en ayudar. No siempre voy a hacer los goles, no es tan fácil como parece. Sé de mi confianza, sé todo lo que representa. Estando yo mejor, daré tranquilidad a los demás”. Metió 5 goles y 5 asistencias en 35 partidos. No mete un gol por Eliminatorias desde marzo de 2022 en el 4-0 ante Chile como local.
“Sabemos la situación que estamos viviendo. Queremos sacar a Brasil a cualquier costo de esta situación, todos vamos a regresar a casa y reflexionar sobre lo que podemos hacer para volver a jugar bien, ganar los partidos con más facilidad. Ganando, tendremos más tranquilidad para jugar diferente. Eso es todo. Quiero pedir perdón a la afición, sé que es un momento complicado, pero solo queremos evolucionar”, cerró.
Las comparaciones del presente de esta selección estuvieron a la orden del día y la marea llegó a España. El panelista del emblemático programa, El Chiringuito, Paul Tenorio, trazó un paralelismo con el ganador de ocho Balones de Oro y la jerarquía individual de los dos seleccionados más importantes de Sudamérica: “En Argentina, Messi jugaba con Agüero, Di María, Otamendi. Vinicius juega con Bruno Guimaraes, Guilherme, Paquetá…”.
Brasil está en el quinto lugar de las Eliminatorias con 10 puntos en zona de clasificación al Mundial 2026, pero solo está a una unidad del Repechaje, ubicación ocupada por Paraguay. Sus próximos partidos serán con Chile como visitante y Perú como local en octubre próximo.