Novak Djokovic, genio y figura. Para lo bueno o para lo malo, pero él siempre es protagonista. Es de los que quieren brillar bajo los focos en cualquier situación.
Arrastará durante tiempo el pelotazo que le costó la descalificación en el US Open, aunque pocos días después estaba en Roma destrozando una raqueta. Y avisó que no se comprometía a que algo parecido volviera a suceder.
También tiene arranques de humor, aunque sus imitaciones a colegas quedaron en el pasado porque le comportaron algunas reprimendas.
Esta vez actuó de pistero en la central de Roland Garros. Cayó una tromba de agua cuando estaba dominando 6-0 y 2-1 al colombiano Daniel Galán. La tierra batida se mojó en el espacio entre taparla y proceder a extender el techo retráctil.
Una vez a cubierto, mientas los operarios arreglaban la arcilla, Djokovic se puso a tapar bollos y remover la tierra con la raqueta. Uno de los pisteros, viendo sus desvelos, le entregó su herramienta al número uno mundial para que pudiera trabajar en condiciones.