Rafael Nadal ya avisó en la previa que Dominic Thiem era el peor rival con el que podía toparse actualmente en tierra batida. Una vez más, no se equivocó el balear, que entregó su corona de Madrid (se busca dueño el próximo domingo) y el número 1 del mundo (Federer retornará al primer puesto el próximo lunes) tras caer ante el austriaco en los cuartos de final del Mutua Madrid Open 2018 por un tanteo de 7-5 y 6-3 tras una hora y 56 minutos de espectáculo.
De Thiem a Thiem. El austriaco fue el último que le robara un set allá en cuartos de final del torneo de Roma del pasado curso y esta vez en Madrid volvió a quebrar la balanza a su favor frente a Nadal. Entre medias 50 sets ganados de manera consecutiva por el español el tierra batida que pasarán a la historia. El set en cuestión duró 65 minutos de tensión y alternancias. No estuvo Rafa tan fino como nos tiene acostumbrados en arcilla, pero salvó el tipo por momentos tirando de su saque y su derecha de manera intermitente. Dominic ejerció un ritmo constante y sólo los nervios pudieron jugarle una mala pasada.
Avisó con dos bolas de break en el juego inicial que salvó Nadal con tres buenos servicios -ace incluido- y rompió el saque del balear en el siempre clave octavo juego tras ganar un intercambio desde el fondo de pista. Tuvo bola de set a continuación, pero encadenó una derecha larga, una doble falta y otra derecha larga para entregar la ventaja. Nadal no aprovechó el regalo y en el siguiente juego mandó a la cinta unsmashcon toda la pista para él y una derecha que todo el mundo veía en territorio ajeno. Segundas partes nunca fueron buenos menos para Thiem, que cerró el primer set a lo campeón, con un saque directo.
Nadal se ha ganado el derecho a que todo el mundo piense que es capaz de levantar cualquier cosa, de salir de cualquier fango, de obrar milagros. No pasó en esta ocasión. De hecho el segundo acto siguió la misma dinámica con la que concluyó la primera, mostrándonos la versión errática de un auténtico extraterrestre. Concedió hasta seis bolas de break en el tercer juego del segundo acto que acabó regalando al no ser suficiente su defensa ante los ataques intencionados de un Thiem crecido. Volvimos a creer con ese 15-40 que advertía el contrabreak pero que Dominic acabó salvando con dos grandes saques, una derecha potente y la suerte de tocar la cinta y que cayera al otro lado. Sin duda, no era el día de Rafa.
Las gradas volvieron a rugir cuando Rafa logró equilibrar la balanza en el ecuador de la manga (3-3) gracias a una derecha que por momentos fue profunda y sirvió para ganar terreno. Un espejismo. Y no le quitemos mérito a un Thiem que supo recomponerse una y otra vez, caerse y volverse a levantar ante elrey de la tierra batida. Firmó un contrabreak para recuperar una ventaja que ya no dejaría escapar.
El partido se consumió a la par que las esperanzas de un público que siempre pensó que podía reengancharse al partido. Esta vez no, esto es tenis. El último juego del partido fue un espejismo de lo que fue el partido. Con Nadal al saque y 40-0, Thiem dio la vuelta para gozar de sus primeras bolas de partido y cerrar el duelo con una preciosa derecha invertida.
Rafa no solo cede la corona de Madrid, sino que se deja en el camino 820 puntos que le harán entregar la condición e número 1 a Roger Federer el próximo lunes. Será en Roma, en el Foro Itálico, cuando Nadal -en caso de victoria- podría recuperarlo.