Mbappé ha elegido a Zidane. Pero su deseo de jugar en el Real Madrid no basta para salir del PSG, que se niega en redondo a negociar su traspaso. Florentino Pérez lo comprobó antes de ayer en su visita a París para el 69 Congreso de la FIFA. Al Khelaifi, convocado, faltó al cónclave para evitar una foto que hubiera alimentado las especulaciones. El Emir de Qatar, el auténtico dueño y señor del PSG, tenía previsto acudir y asistir a Roland Garros, pero también optó por quedarse en Doha. Ambos ya saben que Mbappé ha tomado la decisión de marcharse, pero no van a facilitar su salida. Otra cosa es que el Emir, cansado de las polémicas con Neymar, de la presión con el Fair Financiero y de los pobres resultados del PSG en Europa, decida darle el pase al club parísino. Eso, que hace poco era imposible, ahora toma cuerpo.
En este escenario, la posibilidad de que Mbappé termine en el Madrid está más cercana que hace sólo un mes. Pero aún asi sería una ‘operación de riesgo’. Florentino no quiere encabritar al PSG. Prefiere que sea Mbappé el que allane el camino. Y es lo que ha hecho el jugador, que le ha hecho llegar a Zidane su ilusión por jugar en el Real Madrid. Ahora hace falta que le envíe a su entrenador, Tuchel, el mismo mensaje, pero al revés. Ya ha hecho un par de intentonas, pero hace falta algo más contundente.
El joven jugador francés (20 años) ha perdido la buena sintonía que tenía con Thomas Tuchel, el entrenador alemán del PSG. Mbappé manifestó recientemente su intención de buscar nuevos retos. «Creo que es el momento de tomar una mayor responsabilidad. Quizás en París sea feliz, pero quizás en otro lugar también con un nuevo proyecto», decía el campeón del mundo al recoger los premios a mejor joven y mejor jugador de la Ligue 1. Esa declaración enfureció a Tuchel, que le replicó: «Mbappé está invitado, como todos los jugadores del PSG, a asumir responsabilidades. Está invitado a ser puntual y a comer, dormir, entrenarse y jugar como un profesional».