En uno de los partidos más emocionantes de la temporada, Manchester United, con un Alejandro Garnacho descollante, venció 4-3 a Liverpool por los cuartos de final de la FA Cup. Los de Ten Hag se adelantaron a los diez minutos, cuando Scott McTominay empujó un rechazo de André Onana a disparo de Garnacho. Pero este United es capaz de tocar todos los extremos y, en apenas tres minutos, justo antes del descanso, se inmoló.
La defensa del United flotó a Quansah, le dejó entrar en el área y su pase horizontal encontró a Darwin, que descargó de primeras para que Mac Allister batiera al meta camerunés.
Instantes después del 1-1, Aaron Wan-Bissaka y Bruno Fernandes se atascaron en la banda, permitieron que Joe Gomez robara la pelota y su centro encontró a Díaz en el segundo palo. Aguantó la pelota, se la dio a Núñez y su disparo lo tapó Onana. El rebote lo embolsó Salah y lo clavó con la derecha.
Otra decepción del United que deparó una segunda parte llena de ocasiones para los dos equipos. Pudo sentenciar Liverpool por medio de Salah y Núñez, igual que pudo empatar el United mucho antes, pero no fue hasta la salida de Antony cuando encontró el camino.
El brasileño, un año después de su último gol en este estadio, se dio la vuelta dentro del área y su disparo con la diestra entró junto al palo de Kelleher.
Era el minuto 93 y al United aún le quedaba una última palabra. Christian Eriksen elevó la bola por encima de toda la defensa y dejó solo a Rashford, que con todo a favor no encontró la portería.
El fútbol, que no perdona estas acciones, castigó al United ya en la prórroga, cuando un tiro de Harvey Elliott desde fuera del área tocó en la bota de Eriksen y envenenó la pelota lejos de Onana.
Era el minuto 112 y el Liverpool parecía vencedor. Hasta que Darwin regaló una pelota en el carril central a McTominay, el escocés se encontró con la defensa rival desordenada y pudo combinar con Rashford dentro del área. Esta vez, el ’10’ no falló. Se redimió y apuntó a los penales, un desenlace justo para este partido.
Pero aún quedaba un último giro de guion. Con el tiempo a punto de cumplirse y córner a favor del Liverpool, Amad Diallo, un chico que esta semana era noticia por borrar de su perfil todo aquello relacionado con el United, robó la pelota en su propia frontal y salió a la carrera junto a Garnacho.
El argentino le dio la pelota en la frontal contraria y empezó a pedirle que le devolviera la pared. El marfileño tuvo otra idea, salió hacia su zurda y sacó un latigazo cruzado que se metió junto al palo izquierdo de Kelleher.
El delantero se quitó la camiseta, se fue a la esquina con su público y el árbitro le echó por doble amarilla. Le daba igual. Se fue por el túnel de vestuarios arropado como un héroe.
Había ganado el partido, evitado el póker de títulos del eterno rival y metido al United en la posibilidad de ganar un trofeo esta temporada.