Los hinchas de River jamás olvidarán este 2018, que los vio consagrarse campeones de la Copa Libertadores nada menos que ante Boca, en la histórica final disputada en el Santiago Bernabéu. Después de la participación del equipo de Marcelo Gallardo en el Mundial de Clubes, el plantel llegó al país, fue acompañado por una enorme caravana desde el Aeropuerto de Ezeiza y ya llegó al Monumental para celebrar el logro más importante de su historia.
Tras lograr el tercer puesto en el Mundial de Clubes, el plantel de River regresó a la Argentina y, tras aterrizar en Ezeiza, tuvo su fiesta en el estadio Monumental, junto a sus hinchas, los que pudieron viajar a Madrid y los que no, para celebrar la obtención de la Copa Libertadores de América, ganada el pasado 9 de diciembre en aquella final disputada ante Boca Juniors en el Santiago Bernabéu.
Con alfombra roja, con lluvia de ovaciones, con vuelta olímpica a bordo del micro descapotable por la pista de atletismo de un Monumental repleto. Y, lógico, con cargadas al clásico adversario, víctima en la definición que había quedado trunca el 24 de noviembre. Una comunión rojiblanca, la coronación perfecta para un título que para River tuvo todos los condimentos.
«Gracias, por esta alegría, por ganarle a Boca, y salir campeón», fue la canción que acompañó al plantel en la medida que fue recorriendo la alfombra roja dispuesta dentro del campo de juego. Uno a uno, los futbolistas se fueron bañando en emoción. El primero en asomar por el túnel fue Nahuel Gallardo, el hijo del gran ídolo, que en la anterior conquista, en 2015 estaba en Inferiores, y hoy se dio el gusto de disfrutar la fiesta como un integrante más del plantel. Junto a él salieron varias promesas de la cantera. Luego, aparecieron el paraguayo Moreira, Lucas Martínez Quarta y Milton Casco, quien se ganó una de las primeras grandes ovaciones de la noche.
Una enorme explosión brotó con el ingreso de Gonzalo Martínez. Desde todos los sectores del estadio atronó el hit ya transformado en clásico, «el Pity Martínez, qué loco que está», y sus propios compañeros se sumaron al coro. Una despedida inolvidable para el mediocampista ofensivo, que parte hacia el Atlanta United de la MLS con una música inolvidable en sus oídos.
Luego llegó Ponzio, otra de las grandes ovaciones presupuestadas. El «Olé, olé, olé, Leooo, Leooo» se le filtró bajo la piel al guerrero. Y el clímax sucedió a las 20.44. «El hombre que le dio identidad, que dejó una huella y va por más», lo presentó el conductor Sergio Goycochea. Y Marcelo Gallardo ingresó con el trofeo para que las gargantas se unieran en una sola voz con el «Muñeeeco, Muñeeeco».
¡LA LLEGADA DEL CAMPEÓN!#LibertadoresxFOX | El plantel de #RiverxFOX ya se encuentra en el estadio Monumental para festejar junto a sus hinchas. pic.twitter.com/xMhEfoDpos
— ESPN Argentina (@ESPNArgentina) December 23, 2018
Posteriormente, Ponzio, Maidana y el propio Gallardo alzaron la Copa como si la final se hubiera disputado en el Monumental aquel fatídica jornada del sábado 24 de noviembre. El «dale campeón» sonó en el hogar del campeón, ya no a miles de kilómetros de distancia, en Madrid, o en Emiratos Árabes, donde se trasladó por la escala del Mundial de Clubes.
«Gracias por haber esperado, le devolvimos la Copa a casa», dijo Ponzio. «Esto no tiene precio, va a quedar en la historia», agregó Pity Martínez, mientras el «un minuto de silencio» interrumpió su conmovedora alocución.
«Gracias por estar acá. Gracias por sostenernos, por aguantarnos, por alentarnos, por el amor recibido todos estos años. Es una gran emoción sentir lo que siento yo en este momento, es una gran emoción compartir con este equipo de jugadores, grandísimos jugadores y personas. Agradecer a todo mi cuerpo técnico y auxiliares, a todos los que trabajan día y noche para poder ser mejor; a la dirigencia por haber confiado en mí, a su presidente, Rodolfo D’Onofrio, a Enzo Francescoli, por haber confiado en mí», fue el inicio del discurso de Gallardo, el único que logró captar la atención plena de todo el Monumental
Los fuegos artificiales acompañaron la vuelta olímpica, en el micro descapotable especialmente acondicionado para la ocasión. «River campeón, el más grande de la historia», rezaba el ploteo.
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Los ausentes, Rafael Santos Borré, Franco Armani y Juanfer Quintero, quienes viajaron directamente a Colombia, también fueron nombrados para que estallara el estadio con su sólo mención. A la distancia, habrán vibrado con la enorme celebración.
Desde muy temprano, mucho antes de las 15.30, horario designado para la apertura de puertas (que se terminó dando casi media hora después), los fanáticos se fueron reuniendo cerca del estadio para poder acceder a su lugar en las tribunas. La demora generó algunos empujones y corridas, pero enseguida se impuso el clima festivo.
La Policía de Seguridad Aeroportuaria había recomendado a los simpatizantes no concurrir a Ezeiza, a recibir al plante, por el dispositivo de seguridad implementado para que la comitiva descendiera directamente por pista para luego salir de la aeroestación rápidamente rumbo al lugar designado para su recibimiento.
Sin embargo, cientos de simpatizantes se agolparon en los costados de la Autopistas Ricchieri y Dellepiane para efectuar la tradicional caravana y así acompañar al micro que traslada al plantel hasta el Monumental. En consecuencia, el ómnibus se trasladó a pase de hombre, mientras la delegación cantó en consonancia con los fanáticos.