Se fue Klopp, pero sigue sonando su música de ‘Rock and Roll’ en Anfield. Victoria contundente y convincente del Liverpool sobre el Brentford en su casa. Una aviso a toda Inglaterra de que este equipo puede estar para pelear por todo. Todavía es pronto para especular con el techo de los reds, pero lo visto esta tarde es para ser muy optimista.
El partido fue el reflejo de lo que es el nuevo Liverpool de Slot. Máxima velocidad, ritmo frenético y la verticalidad por bandera. Muchas similitudes con la mejor época de Jürgen, cuya herencia sigue latente en el juego del ‘Pool’. El nuevo entrenador no ha querido revolucionar todo y empezar de cero, sino construir sobre la sólida base que dejó el alemán.
Las piezas son similares y la filosofía también. Alexander-Arnold se alinea con los centrocampistas para buscar el mismo objetivo: correr al espacio y destruir a las defensas con rápidas combinaciones. El Liverpool se convirtió en una máquina de generar peligro. Cualquier mínimo resquicio que dejaba el Brentford era aprovechado por los hombres de Arne para hacer temblar a la defensa visitante.
De un córner en contra llegó el primero. Un rebote, un pase y ya estaban galopando Diogo Jota y Luís Díaz con la mirada puesta en la meta rival. El huracán había arrancado y nadie podía pararlos. Balón al hueco del portugués, carrera del colombiano y pelota a la red. El fútbol vertical vuelve a reinar en Anfield.
El Brentford hizo cosas bien e incluso se asomó a la meta de Alisson, pero hoy no pudieron hacer nada ante los inspirados delanteros rivales. De hecho, pudieron empatar en un saque de esquina, pero el meta brasileño lo evitó. Fue su gran oportunidad, no la aprovecharon y a partir de ahí desaparecieron.
Más juego que goles
El Liverpool se estaba gustando y lo sabían. Los futbolistas estaban en ese estado de gracia en el que sienten que cualquier cosa les puede salir. Sin embargo, casi se les vuelve en su contra, pues estuvieron durante muchos minutos dominando completamente al indefenso Brentford, pero sin poner el segundo gol de la tranquilidad en el luminoso.
Hilaron jugadas dignas de museo, sin que ninguna acabara en tanto para los locales. Alguna combinación recordaba incluso a aquella del Arsenal entre Wilshere y Giroud, pero sin final feliz no hay hueco en la historia. Estuvieron amenazando y amenazando la portería de Flekken, pero por cuestión de centímetros se frustraban esos intentos.
Salah estaba encendido y no podía irse de este festín sin aumentar su cota goleadora. Tras intentarlo insistentemente, fue en el 70 cuando pudo correr y picar la pelota lo suficiente como para salvar la salida del portero y mandar la pelota directamente al fondo de las mallas.
A partir de ahí, máxima tranquilidad. Aunque, eso sí, sin dejar de intentar aumentar la distancia con el Brentford. Los visitantes dieron por perdido el partido y solamente fueron meros espectadores de la fiesta red.
Los cambios animaron aún más el ataque del Liverpool, pero este cuento ya estaba cerrado y, pese a los intentos de Gakpo y Darwin, el resultado no se movió. Muy buenas sensaciones en este segundo partido de la ‘Era Slot’ con un triunfo de los que levanta el ánimo de cara a una Premier que puede estar más apretada que nunca. No estaban en las quinielas, pero este Liverpool quiere sumarse a la carrera por la Premier a máxima velocidad.
