El Bayer Leverkusen – Roma tuvo el guión que José Mourinho venía dibujando en su cabeza estos últimos días… y el que Xabi Alonso más se temía. El 1-0 de Bove en Roma fue decisivo: el 0-0 del BayArena daba el pase a los italianos a su segunda final europea en dos años. Los capitalinos afrontaron mejor la eliminatoria y supieron leer cada fragmento del partido, anulando a un Leverkusen que perdió su ‘frescura’ ofensiva durante 180 minutos.
El primer tiempo fue claramente para los locales. Si a la Roma se le caían los lesionados (Spinazzola y Celik alargaron una lista que llena la enfermería de Trigoria); al Leverkusen, las ocasiones. Tuvo el balón y fue claramente dominador de un encuentro que, en cambio, no era capaz de abrir porque la Roma controlaba y defendía bien su área.
Diaby era un diablo por la derecha y volvía loco a su par. Un remate al larguero en el minuto 12 fue la ocasión más clara del primer tiempo. Poco después, Demirbay ponía a prueba a un Rui Patrício que tuvo mucho trabajo en el primer tiempo. Los de Mourinho, pese a jugar con dos puntas, apenas encontraron la meta de Hradecky. El 0-0 les valía. Y se notaba.
El segundo tiempo arrancó con interrupciones por el bengaleo de la grada local, que dificultaba la visión en el campo. Y eso, parece, frenó el buen primer tiempo de los germanos. La Roma controlaba el partido y se mostraba más cómoda en el campo. La zaga de ‘La Loba’ era un muro disciplinado y sin fisuras. Mourinho sonreía en la banda y la gente en la grada se ponía nerviosa.
La Roma, que planteó un partido ‘feo’ donde no quiso jugar… ni dejó jugar, tuvo que soportar un último arreón del Leverkusen. Sin demasiada claridad en ataque, no obstante, salvo un remate de Azmoun desde dentro del área en el minuto 80.
El encuentro (y la eliminatoria) acabó con once jugadores de la Roma defendiendo en campo propio… y con los futbolistas de Xabi Alonso impotentes, desesperados, incapaces de superar la defensa romana. Con el pitido final llegó la alegría de unos y el lamento de otros. Una nueva final para Mourinho, no alcanza su primera Xabi Alonso.
«El presente es más importante, el pasado es el pasado… no conocemos el futuro. Me pasó con el Porto jugar dos finales europeas en dos años consecutivos, quiero llegar a esta final. No solo por mí, sino por los chicos y los tifosi», había declarado Mourinho en la rueda de prensa previa al partido. Y su deseo se cumplió ante uno de sus alumnos, Xabi Alonso.
De este modo, ‘The Special One’ disputará la novena final europea de su carrera: tiene dos finales de Liga de Campeones (Oporto e Inter); tres de Europa League, (Oporto, Manchester United y Roma); una Conference League (Roma); y tres Supercopas de Europa.
