No es nada aventurado decir que sin el coach Jorge López, Herbert Aceituno no sería la figura del parapowerlifting salvadoreño, ni mucho menos medallista de oro en los Juegos Parapanamericanos y candidato a representar a nuestro país en los próximos Juegos Paralímpicos de Tokio. Ahora ambos están en Colombia, listos para competir en la Copa del Mundo Bogotá 2021, que forma parte de la ruta hacia Tokio. “Siempre vamos por medalla”, reitera el entrenador.
Jorge es un tipo corpulento que llama la atención por manejarse siempre con la cabellera afeitada, reluciente. Graduado de la Licenciatura en Educación Física y Deportes en la Universidad de El Salvador, trabaja desde 2015 con el deporte inclusivo, tanto en el Comité Paralímpico de El Salvador (COPESA) como en el Instituto Nacional de los Deportes de El Salvador (INDES).
Comenzó trabajando con personas sordas y ahí se enamoró del deporte inclusivo. “Comencé con prácticas de natación y atletismo con sordos. No me pagaban, pero yo era sensible al tema”, recuerda Jorge.
En abril de 2015, mientras estaba en México, un entrenador nicaragüense le habló a López sobre Aceituno. En esos tiempos, Herbert competía en levantamiento de potencia con atletas convencionales (sin discapacidad física alguna) y ya era muy reconocido por su descomunal fuerza. “Lo fui a buscar a Apopa, a la Zacamil, a Soyapango. Y nada. Nadie me daba razón. Hasta que un día, un amigo en común me dijo que lo conocía y lo fui a buscar a un gimnasio en Soyapango. Ahí hablé con él, le expliqué sobre el deporte paralímpico. Lo invité a una prueba y aceptó sin titubear”, recuerda Jorge.
“Queríamos ayudarlo a que se desarrollara. Herbert ha cambiado mucho desde que lo conocí en el deporte convencional. Lo trataban mal, lo discriminaban. Sé que son cosas que pueden afectar. El fin nuestro es ayudar a las personas con discapacidad a que se desarrollen como seres humanos, que estudien, que se preparen”, añade el coach de Aceituno.
Y ahí inició no sólo una relación exitosa entre atleta y entrenador, sino también de amistad. Y la relación deportiva rindió frutos prácticamente de inmediato, ya que a inicios de 2016, y en su primera competición paralímpica, Herbert se colgó el oro en la Copa del Mundo de Parapowerlifting IPC en Río de Janeiro. Esa presea, incluso, le abrió la puerta para que Herbert estuviera, ese mismo año, en los Juegos Paralímpicos, también en Río.
De ahí en adelante solo ha habido éxitos para la dupla Aceituno-López, incluyendo, entre otros, dos oros y un bronce en Copas del Mundo, y una medalla dorada en Juegos Parapanamericanos. “Jorge es mi entrenador, pero también mi amigo. Siempre me ha apoyado en todo. Aprecio siempre la sinceridad de Jorge. Siempre me ha dicho que no permita que nadie se aproveche de mi discapacidad”, dice Herbert al hablar sobre su entrenador.
Y la relación de amistad ha trascendido tanto que, tras el fallecimiento del progenitor de Herbert, hace un par de meses, ahora comparte con Jorge cosas que antes hacía con su papá. “Él me acompaña al nutricionista, desayunamos, tomamos café. Está siempre pendiente de mis rutinas, de mis entrenamientos, de mis dietas”, añade el paratleta. “Él me ayudó a sobrellevar la muerte de mi papá”, agradece Herbert, quien al cierre de esta nota aún aguardaba por el resultado de la prueba COVID-19 en su habitación del hotel sede de la Copa del Mundo Bogotá 2021.