Quincy Hall se convirtió en el estadounidense más reciente que ha encendido la emoción en el atletismo olímpico con una remontada.
Desde quién sabe dónde, Hall aceleró para llevarse los 400 metros y apropiarse de la medalla de oro.
Rezagado al cuarto sitio cuando los atletas ingresaron en la última curva, Hall rebasó al rival que tenía por fuera. Se llevó a dos más por dentro para cruzar la meta en 43,40 segundos, el cuarto mejor tiempo de la historia.
Luego se dejó caer de espaldas y trazó ángeles imaginarios en el suelo, como si estuviera en la nieve.
“Tengo determinación”, dijo. “Eso es lo que me llevó a la meta. Mucho dolor”.
El británico Matthew Hudson-Smith finalizó segundo, apenas a cuatro centésimas del triunfador (es decir con el quinto mejor tiempo en la historia. El zambiano Muzala Samukonga terminó en el tercer puesto.
Hall es el primer estadounidense desde LaShawn Merritt en 2008 que consigue oro en esta distancia. Su victoria llegó una noche después de que su compatriota Cole Hocker repuntó para vencer a los favoritos en los 1.500 metros.
Hay que añadir a la lista a Noah Lyles, cuya única ventaja en los 100 metros llegó cuando cruzó la meta. Resulta que los estadounidenses se han vuelto expertos en remontadas.
La victoria de Hall, de 26 años, llegó una hora luego que Lyles avanzó a la final de los 200 metros, pese a finalizar segundo respecto de Letsile Tebogo de Botsuana en su semifinal.
Lyles competirá este jueves por el oro.
Steeplechase
Soufiane El Bakkali defendió su oro olímpico en el steeplechase, con un tiempo de 8 minutos, 6,05 segundos.
El marroquí superó al estadounidense Kenneth Rooks, quien marchaba adelante en la recta final y se perfilaba para dar una gran sorpresa.
El Bakkali lo rebasó, pero Rooks batió por casi nueve segundos la mejor marca de su vida y dio a Estados Unidos su segunda plata en tres olímpicos en esta prueba.
El bronce fue para el keniano Abraham Kibiwot.