El Barcelona sufrió de lo lindo para clasificarse para los octavos de final de la Copa del Rey. Los de Quique Setién fueron por detrás todo el partido y le dieron la vuelta en el último minuto gracias a un doblete de Griezmann. Mal Barça, al que le salvaron dos jugadas aisladas que el francés aprovechó.
Los inventos pueden salir rana. Y si alguien lo duda, que se lo pregunten a Quique Setién. El técnico cántabro volvió a innovar en su segundo partido como entrenador del Fútbol Club Barcelona. Llegaba la Copa del Rey. Partido único. En el campo de un Segunda B. Césped artificial y una afición que vivía el partido de su vida. Muchos condicionantes para que te destrocen el invento si no pones tus cinco sentidos. Y así fue. Setién salió con un 3-5-2 con Sergi Roberto, Lenglet y Junior de centrales, Semedo y Ansu de carrileros mientras que Griezmann acompañaba a Carles Pérez en la punta de ataque. En el medio, peloteros como Riqui Puig o De Jong. A priori, un once para tener el balón y dominar el partido. Pero claro, al fútbol, también se le tiene que poner ganas e intensidad. Y de eso, en Ibiza, iban sobrados.
El partido arrancó con un Barça acomodándose en el terreno de juego. Y así estuvo durante los primeros 45 minutos. Acomodándose. Viéndolas pasar. Ni un disparo a puerta. Ni una falta peligrosa. Nada de nada. Una circulación estéril que se moría en tres cuartos de campo ante un Ibiza que tenía las ideas claras.
Pablo Alfaro, mítico defensa del Sevilla, había planeado un partido que le salió a la perfección. Bloque unido, un punta descolgado y dos extremos rápidos para sorprender. Y vaya si lo hizo. Antes de llegar a los diez minutos, el veloz Rai se colaba por la banda izquierda y se la dejaba en bandeja a Javi Pérez para que, entrando solo desde segunda línea, superara a placer a Neto. Estallaba Can Misses. Las caras del Barça, un poema.
Miradas pérdidas, rostros cabizbajos y poco ánimo para dar la vuelta al partido. Y claro, delante un Ibiza que olía sangre y quería hurgar en la herida. Y a punto estuvieron de hacerlo. Por partida doble. Primero era Rodado el que superaba a Neto pero el colegiado lo anulaba por una falta previa a Lenglet. Se salvaba el Barça. Minutos después, la enésima pérdida del Barça provocaba que Rai disparase al palo y su rebote terminaba en saque de esquina. Se volvía a salvar el Barça.
La afición del Ibiza se lo pasaba en grande y cantaba “¿Dónde está Leo Messi?”. Eso debería estar pensando Quique Setién. El argentino se había quedado fuera de la convocatoria igual que Piqué y Busquets. Era el turno para que otros jugadores sacaran la cara por el equipo y le dieran la vuelta al marcador. Quedaban 45 minutos. Setién se enfrentaba a su primera prueba de fuego.
Sin cambios
Ni de jugadores ni de sistema. Setién no cambiaba nada de su planteamiento inicial. Y el partido tampoco cambió. El Ibiza se comió al Barça nada más reanudar el colegiado. En actitud. Y en juego. Hasta que lo paró el Barça. Pero no con su juego. Tres jugadores al suelo y el balón detenido. Neto, el más dolorido. Cuatro minutos se perdió. El Barça necesitaba despertar. Solo Ansu Fati le ponía orgullo al asunto. El más pequeño de la clase intentando salvar la papeleta. Movía el banquillo Setién. Entraba Jordi Alba. Seguía el mismo dibujo. En las gradas cada vez se lo creían más. La ola se repetía con gritos de “Sí se puede”. Era su día soñado. Les salía todo. Y al Barça, nada. Rakitic, desde lejos, era el primero que hacia intervenir a Germán. Ansu, lo seguía intentando. Sin suerte. Entraba Arthur y se marchaba Riqui. Quedaban 20 minutos.
Griezmann el salvador
El momento de todo o nada. O pasar o quedar eliminados a las primeras de cambio. Y claro, allí tenían que aparecer las individualidades. Y lo hicieron. Tardaron pero llegaron. Tuvo que ser De Jong el que filtrara una asistencia mágica para que Griezmann marcara. El francés superaba bien al guardameta en el uno para uno. Respiraba Setién. Despertaba el Barça. Setién metía la última baza, Arturo Vidal. Lo tenían que levantar. Por el escudo. Por su afición. Y lo volvieron a conseguir con el mismo guión. En esta ocasión era Jordi Alba quien asistía a Griezmann para que el francés marcara y remontara el partido. No hubo tiempo para más. Se salvó Setién. Se salvó el Barça en el último minuto. Los azulgranas estarán en octavos de final.