El 1 de enero de 2024. Mientras los retales de la cena de nochevieja predominan en la primera comida del año y los juegos de mesa pierden el polvo cogido los 365 días anteriores, al otro lado del océano, en la isla caribeña de Martinica, el Golden Lion FC coge un avión y pone rumbo a París para disputar la Copa de Francia, único torneo futbolístico de Europa que se disputa en cuatro continentes diferentes debido a las regiones de ultramar francesas. Nueva Caledonia y Polinesia francesa (Oceanía), las Islas Reunión y Mayotte (África), y Guyana Francesa, Guadalupe, Martinica, San Martín, San Bartolomé, San Pedro y Miquelón (América). Son los últimos vestigios dejado por el colonialismo galo.
París no es el destino final, pero si la primera parada en los 13.000 kilómetros que debe recorrer el Golden Lion para disputar su partido de treintaidosavos de final ante el Lille. “Hacer tantos kilómetros para jugar un partido es una gran experiencia, nos permite viajar y unirnos más como grupo”, reconoce a Infobae España Evan Salines, defensor del club martiniqués. Tras aterrizar en la capital gala, el viaje no llegó a su fin, tuvieron que trasladarse vía terrestre hasta Lille. “Pasamos dos días en París y llegamos a Lille dos días antes del partido para poder prepararlo de la mejor manera posible”, explica Norman Grelet, centrocampista del Golden Lion, a este periódico.
Futbolistas amateurs
El viaje del Golden Lion experimenta su punto álgido en Lille, pero comienza en dentro de sus fronteras, en Martinica. “Tuvimos el mérito de ganar la final local en nuestra isla, lo que nos permitió acceder a la 7ª ronda de la Copa de Francia contra el FC Métropole Troyenne, al que también ganamos. Es un orgullo ver que todo el esfuerzo realizado desde principios de año fue recompensado”, analiza Grelet. Los equipos de ultramar que llegan hasta dicha ronda están obligados a jugar como visitantes, por ello, los de la Ligue 1, que inician su andadura en la mencionada eliminatoria, nunca viajarán 13.000 kilómetros para jugar un partido de Copa.
La Federación Francesa sufraga los gastos de desplazamiento, aunque el Golden Lion “debe pagar para llevarse a parte del material que no estaba apoyado por la Federación como guantes, gorros, mallas y chaquetas para combatir el frío. En Martinica no conocemos temperaturas tan frías, hace 30 grados”, señala Grelet, quien compagina su carrera futbolista con su trabajo en una cooperativa agrícola de Martinica. “Soy amateur, lamentablemente el fútbol no es mi trabajo. Actualmente soy asistente de gestión en una cooperativa agrícola. Estoy en el departamento de compras, me ocupo principalmente de pedidos y entregas a domicilio”, detalla.
Situación similar vive Evan Salines, futbolista en Martinica y repartidor en Francia. “Soy de París y cuando estoy en Francia mi trabajo es repartidor. Cuesta compaginarlo con el fútbol porque trabajo de noche y normalmente entreno también por la tarde, así que cuando estoy en París no juego al fútbol. Me fui al Golden Lion hace un año y medio y mi vida diaria allí sólo es fútbol”.
Histórica derrota; merecido homenaje
El amateurismo de los jugadores del conjunto martiniqués y, para más inri, la odisea de su trayecto, fueron obstáculos insuperables ante el Lille, quinto clasificado de la Ligue 1 que pasó a la siguiente ronda tras vencerles 12-0. Lo que traducido en palabras significa la mayor goleada de los dogos en su historia. Eso sí, no superó el 14-0 del Paris FC al Cayenne en 2021, la victoria más abultada de la Copa francesa en la era contemporánea. “Es una derrota dura que revela la diferencia de nivel entre los dos equipos. El fútbol es su único trabajo. Bravo por ellos, que lleguen lo más lejos posible. Nosotros los apoyaremos a partir de ahora. No fue fácil para nosotros debido a la diferencia horaria y las horas de vuelo”, desvela Grelet.
Pese al duro correctivo, el conjunto de Martinica se llevó los aplausos de la grada al final del partido y los jugadores del Lille homenajearon su amor al fútbol haciéndoles un pasillo hasta el túnel de vestuarios. Así es la Copa de Francia, un torneo sin fronteras que exalta la pasión hasta su punto álgido. “Nosotros jugamos porque amamos este deporte”, palabra de Norman Grelet. Amén.