Corrían 18 minutos del primer tiempo en el DRV PNK Stadium, el duelo ya estaba 1-1, cuando la Pulga encaró a su rival, que evitó que pasara con un roce y cometiendo mano. Enseguida el árbitro salvadoreño Iván Barton sancionó, lo que provocó el airado reclamo del mediocampista. Al capitán de la selección argentina no le gustó. En consecuencia, lo empujó para quitarle la pelota y sacar rápido, generando la primera refriega, que no pasó a mayores.
Si alguno pensaba que la mudanza de Lionel Messi a Estados Unidos, alejándose de la presión extrema del fútbol europeo, iba a morigerar su espíritu competitivo, en el Clásico del Sol habrá notado que estaba equivocado. Porque el delantero argentino, de 36 años, no sólo ofreció grageas de su talento, como en la acción con la que abrió el marcador para el Inter Miami ante Orlando City, o el movimiento marca registrada con el que hizo temblar el palo, sino que también.
Pero apenas 120 segundos después, tras disputar y perder la pelota, el ex Barcelona y PSG se “vengó”. Y le aplicó un golpe de los cientos que recibió en su carrera. Allí, la autoridad del duelo le mostró la tarjeta amarilla.
Orlando planteó una marca escalonada para controlar al astro, pero sólo pudo lograrlo de a ratos. Cuando se liberó, hizo la diferencia. Como en el gol, tras asistencia perfecta de Taylor. Como en la combinación con Josef Martínez que derivó en el tiro en el palo. O el tiro libre que Pedro Gallese sacó por encima del travesaño.
Eso sí, no le sentó cómodo el celo en la marca coqueteando con el filo del reglamento. De a ratos se tiró a la derecha, para escapar de sus custodios y romper por el lado de Angulo. En el final de la etapa inicial, Smith le cometió infracción, Messi protestó, su adversario fue amonestado, y otra vez hubo un momento de tensión, reclamos cruzados y cara a cara. Es más: la marcha al vestuario de los dos planteles también se dio entre discusiones y gestos adustos.
En la segunda parte, la aspereza continuó. A los 11 minutos, por caso, Pereira se llevó puesto al 10 de Las Garzas, que quedó tendido sobre el césped. El enlace rival vio la amarilla.
Ante la impotencia; siempre en el deporte se recurre a la violencia, señal del declive del jugador.