David Ferrer es uno de los mejores tenistas españoles de la historia: llegó a ser número 3 del mundo, ganó 27 torneos ATP y 3 Copa Davis, pero hoy su presente es muy distinto. A sus 36 años el oriundo de Alicante no encuentra motivaciones y padece un calvario con las lesiones, lo que lo hace dudar con el retiro.
Ferrer es reconocido dentro del circuito por ser un luchador incansable, un guerrero de mil batallas, pero este parece estar próximo a perderla. El tiempo pasa y comienza a pasarle factura.
«En mi cabeza ya empieza a rondar la idea de la retirada. Noto que algo de mí se está yendo, ahora juego sin expectativas, haciendo lo que puedo», reconoció el deportista, en la previa a la gira norteamericana en canchas duras.
Uno de los factores de estas declaraciones es su estado físico. Las 18 temporadas como profesional comienzan a pasarle factura y ponen un interrogante sobre su futuro. «Tengo los tendones de Aquiles que me levanto y prácticamente no puedo bajar las escaleras, y eso me preocupa. Estoy siendo un calvario», fue la cruda confesión del español.
«Después de la serie de cuartos de final de la Copa Davis y del nacimiento de mi hijo estuve un tiempo en casa y ahora me está costando mental y físicamente volver a viajar. No he tenido los resultados que esperaba y no me gusta verme fuera del top 60, pero sé que tengo 36 años y es una realidad que acepto e intento llevarla lo mejor posible», comentó. Luego agregó: «Antes lo llevaba mucho peor. Una vez estuve un día sin hablarle a mi mujer por el enfado que tenía de haber perdido la final de Acapulco con Nadal».
Esta temporada está siendo dura para Ferrer debido a los resultados que está cosechando. El ahora 68 del mundo sólo ganó nueve partidos y perdió 15, siendo su mejor performance en este 2018 la semifinales de Auckland.
«Esta parte de mi vida está llegando a su fin. Es una realidad y la acepto. Voy a jugar este US Open como si fuese mi último Grand Slam», anunció el español, que el pasado 23 de julio perdió en el ATP 500 de Hamburgo en su debut ante el alemán Rudolf Molleker.
«No sé si el final llegará en dos o seis meses. O el año que viene. Pero noto que este trayecto de mi vida está llegando a su fin», concluyó Ferrer.
