El Real Madrid goleó este domingo al Athletic de Bilbao por 3-0 con tres goles de Karim Benzema, los cuales le dieron un momento de tranquilidad y felicidad a la afición, que se mostró descontenta en reiteradas oportunidades por el juego que venía mostrando su equipo.
Con la victoria, los de Zinedine Zidane continúan en tercera posición, a cuatro puntos del Atlético de Madrid que, tras la victoria ante el Eibar por 1-0 sumó 68 unidades. El técnico francés también optó por probar jugadores, como el caso del joven Brahim Díaz.
El Real Madrid mantuvo la posesión durante los primeros minutos del partido ante el Athletic de Bilbao pero sin incomodar al arquero rival. Marcelo, capitán por la ausencia de Sergio Ramos en el campo, fue uno de los que más se animó en el ataque.
Pese a tener el dominio del balón durante la mayor parte del primer tiempo, el conjunto merengue no logró llegar con comodidad al arco de Iago Herrerín. A los de Zinedine Zidane le faltó precisión en los últimos metros.
A cuatro minutos del final de la primera mitad el Bilbao tuvo la primera llegada de gol con un tiro de esquina desde la banda izquierda que conectó Raul García de cabeza a las manos de Keylor Navas que estaba bien parado.
A solo un minuto del inicio del complemento el Real Madrid abrió el marcador con una gran jugada por izquierda en la que Marco Asensio sacó un centro preciso a la cabeza de Karim Benzema con el que remató al arquero español.
Desde ese instante el conjunto merengue se hizo más grande y tuvo más ocasiones de gol en los pies del francés. El equipo vasco perdió la intensidad con la que apretaba en mitad de campo y se dedicó a aguantar los avances del cuadro local.
Los de Zinedine Zidane consiguieron ampliar el marcador a los 76 minutos con un tiro de esquina pasado que volvió a conectar Karim Benzema de cabeza. El segundo tanto pareció despertar al «León» que contó con dos llegadas del delantero español Iñaki Williams, bien contenidas por Keylor Navas.
Todavía iba a quedar tiempo para un gol más del goleador madrileño. El galo tomó un rebote que dejó el arquero, que había salido de su área para cortar una jugada, y picó el balón por encima de él para sentenciar el marcador.