Aunque fue a través de tres penaltis, que convirtió en gol Carlos Soler para el Valencia, la derrota del Madrid en Mestalla no hizo más que revelar la tendencia a la baja de los de Zidane, que acumulan tantas victorias de mérito como derrotas inapelables y desalentadoras, muy lejos de la fiabilidad que le ha llevado a los títulos.
El gol inicial de Benzema desató la desidia en el equipo blanco, que despreció dominar el partido y se dejó llevar hasta cometer penaltis, acumular fallos y demasiados minutos con un inexistente despliegue ofensivo.
Ante un Valencia con pocas ideas ofensivas, el Madrid asumió la victoria antes de tiempo y la historia reciente ha demostrado que, como un veterano soldado de las guerras medievales, los blancos tienen que elegir con cuidado dónde gastar su único esfuerzo para ser efectivo.
Para abanderar el dominio inicial blanco, gracias a Modric, Benzema convirtió un gol con un disparo desde la frontal del área que tocó en Guillamón.
Isco, titular
Con la primera oleada de partidos decisivos más o menos salvada, con más heroísmo que solvencia, Zidane eligió Valencia para reivindicar su política de no dejar a nadie atrás. Le dio la titularidad a Isco, como tercer y no como cuarto centrocampista, un enclave en el dibujo habitual en el que el malagueño nunca es determinante.
La única opción ofensiva valencianista eran los balones largos a las carreras de Gayà, y así empezó el espectáculo del circo de tres pista que es el VAR y el hundimiento del Madrid. La primera fue una jugada con miga: penalti por mano de Lucas Vázquez, tiro de Carlos Soler, parada de Courtois, otro remate de Soler, al palo, y gol de Musah en línea con el balón. Cuatro minutos después, lo que revisó el árbitro en la televisión fue que el goleador valencianista estaba pisando la línea del área en el momento del lanzamiento, lo mismo que Lucas Vázquez. Se repitió el penalti. La confusión absoluta entre la desvirtuada búsqueda de la justicia tecnológica que se ha emprendido con el VAR. Carlos Soler volvió a lanzar y, a la segunda, convirtió el gol del empate.
Remontada ché
Le perdió la cara al partido el Madrid, como desorientado tras el gol en diferido de un Valencia que aprovechó el momento para ponerse por delante, gracias a una defensa deslavazada de los blancos que dejó a los valencianistas con superioridad tras superioridad hasta que Varane remató a su portería, gol con suspense hasta que desde el VAR comprobaron que el balón entró.
Le duró el impulso al Valencia hasta después del descanso, que empezó con un gran disparo de Kang In Lee que rozó Courtois para desviarlo al palo y con otro penalti que volvió a convertir en gol Soler, después de una jugada maradoniana de Gayà que terminó en un choque precipitado entre Marcelo y Maxi que el árbitro señaló como falta.
Apenas había empezado el intento de remontada heróica, a la hora de partido, cuando Ramos despejó con un puñetazo un balón que pugnaba con Musah. El tercer penalti en contra de un Madrid desquiciado. Para completar la desilusión madridista, Benzema se fue con dolores al banquillo.