Inasequible al desaliento e inmune ante la presión: en contra de las expectativas, Luis Rubiales no ha presentado el viernes su dimisión como presidente de la Federación Española de Fútbol (RFEF) por el beso en la boca, sin consentimiento, que dio a la jugadora Jenni Hermoso en la final del mundial.
Durante su intervención ante la Asamblea de la Federación Española de Fútbol, aseguró que no tiene pensado dimitir, y definió el beso a Hermoso como «espontáneo, mutuo, eufórico y consentido», aunque pidió disculpas «por el contexto en el que se produjo» .
«Fue espontáneo, mutuo, eufórico y consentido, que esta es la clave de todas las críticas. Fue consentido, esta jugadora falló un penalti y yo tengo una gran relación con todas las jugadoras, hemos sido una familia durante más de un mes y tuvimos momentos cariñosos en esta concentración» aseguró.
La presión contra Rubiales ha aumentado en los últimos días, con reproches procedentes de las esferas deportiva, sindical y política, hasta el punto de que el propio Gobierno en funciones, liderado por Pedro Sánchez, ha dejado entrever que, si la RFEF no cesaba a Rubiales, sería el propio Ejecutivo el que tomara cartas en el asunto.
Reproches y denuncias
El beso a la jugadora Jenni Hermoso en la entrega de medallas tras la conquista del mundial en Sídney, sumado a los gestos y el comportamiento desde el palco de Rubiales, ha suscitado la censura política, una serie de denuncias -hasta tres a la Fiscalía General. del Estado-, y reproches de asociaciones y federaciones.
La propia jugadora, Jenni Hermoso, ha pedido a través del sindicato Futpro «medidas ejemplares» contra el presidente. Y la FIFA, a través de su Comisión Disciplinaria, decidió el jueves (24.8.2023) abrir un procedimiento disciplinario contra Rubiales