Lo decía Kovac en la rueda de prensa previa al encuentro y no le faltó razón: «James es un futbolista extraordinario cuando está en forma». El colombiano volvió a dejar contra el Schalke una a de esas exhibiciones que hacen incomprensible que no esté siempre sobre el césped con la 11 del Bayern. El conjunto bávaro bailó a su son, dos pases bien filtrados por el cucuteño enfilaron el camino de la victoria.
Empezó entonado el colombiano. Siempre atento a la jugada, contribuyó en la presión que provocó la pérdida del Schalke en el medio campo. James recogió el esférico donde le gusta, con la panorámica perfecta para ponerle un balón medido a Lewandowski. El delantero polaco controló el balón y, tras rebotar en el defensa Bruma, la pelota entraba en la portería del Schalke. El Bayern celebraba el tanto, pero Lewan sabía quién había sido el verdadero artífice, James, a quien abrazó seguidamente reconociéndole su importancia en el pase.
El Schalke despertó pronto. Kutuku empataba el partido en una contra que agarró mal parada a toda la defensa del Bayern. Pero le duró poco la alegría. De nuevo James hacía su aparición entre líneas para ponerle otra gol en bandeja a Lewandowski. De primeras, para que la jugada no perdiera la rapidez necesaria. Esta vez sí, Lewan solo tuvo que empujarla adentro.
James se sentía a gusto sobre el césped. Se ofrecía a uno y otro lado. Rebosando confianza. Contra el Schalke recuperó su hueco en el esquema, en la mediapunta, precisamente en el lugar que más le gusta. Donde juega y hace jugar al resto.
Aguantó hasta el minuto 78, donde Kovac pensó que ya no tenía más cuerda. Sin duda el técnico pudo comprobar el gran estado de forma de James, quien ha vuelto a su mejor versión en el momento más indicado. Con su victoria, el Bayern recorta la distancia a tan solo cinco punto con el Dortmund, el cual empató contra Hoffenheim tras desperdiciar una ventaja de tres goles.