El Manchester City, campeón de la Premier League y de la FA Cup, se coronó en la Community Shield ante el Liverpool, segundo del campeonato pero con la jerarquía de ser el vigente campeón europeo.
El partido inició con una presión alta de ambos equipos y el riesgo, ya común, de la salida desde el fondo a la que están acostumbrados ambos entrenadores. Así llegaron las primeras aproximaciones: por una fusión de errores no forzados y la agobiante marca rival.
El marcador se abrió a los 12 minutos, cuando David Silva asistió el taco a Raheem Sterling y éste definió de zurda con un remate mordido pero eficaz para vencer a Alisson Becker. El arquero brasileño, sorprendido por la mala definición, terminó enredándose con la pelota y viéndola cruzar lentamente la línea de gol.
A partir de allí, el City, que sufrió en el arranque la lesión de Leroy Sané, se adueñó del balón y comenzó a dominar al Liverpool, que parecía por momentos perdido en el terreno de juego.
A pesar de que el conjunto de Klopp pudo recomponerse, estuvo lejos de empatar el encuentro y la primera mitad finalizó 1-0.
En el complemento, el Liverpool arriesgó y fue por el empate, dejando huecos en defensa que el elenco de Guardiola no aprovechó. Sterling tuvo un mano a mano ideal, tras un pase filtrado desde la mitad de la cancha, pero el delantero dudó en la definición y terminó trastabillando con la pelota.
El cuadro rojo, campeón de la Champions League, logró el empate a los 77 minutos a través de una pelota parada. Un centro al segundo palo encontró libre a Virgil Van Dijk, quien metió el esférico al centro del área para que Joel Matip, de cabeza, festeje el 1-1.
El partido se abrió y el triunfo en los 90 pudo haber sido para cualquiera, pero sobre todo para el conjunto de Jurgen Klopp. A los 92 minutos, Mohamed Salah quedó mano a mano con Claudio Bravo y tras un remate forzoso, cabeceó el rebote y parecía que el 2 a 1 era un hecho, pero Kyle Walker llegó con una pirueta para echar el esférico afuera y salvar a su equipo.
Así, la defunción se estiró a los penales, instancia en la que el City metió todos sus disparos, mientras que el Claudio Bravo le atajó el disparo a Wijnaldum. De esa manera, tras el tanto de Gabriel Jesús, los de Guardiola se consagraron campeones.