En un eslabón más de la cadena de actuaciones irregulares que sufre el equipo en la Premier League, el Manchester United cayó como local 1-0 ante el Arsenal y quedó a tres puntos de la zona de clasificación a copas internacionales, con apenas una fecha para el epílogo de la Premier League. Leandro Trossard, a los 20 minutos de acción, marcó el único tanto para la visita, que lidera las posiciones un punto por encima del Manchester City, que tiene un partido menos.
Los aficionados locales no sólo se marcharon decepcionados por la prestación poco confiable del equipo que dirige Erik ten Hag, y que tuvo como hombre más peligroso a Alejandro Garnacho (aunque abusó por momentos de la individualidad). También padecieron los problemas edilicios de Old Trafford, apodado “El teatro de los sueños”, aunque por el estado actual, más bien es el de las pesadillas. Y no se trata de un juego de palabras.
Un verdadero aguacero cayó durante la disputa del partido por la anteúltima fecha de la élite inglesa. Y la estructura del estadio con capacidad para 76.000 espectadores e inaugurado en 1910. Los daños y problemas en techos y diferentes espacios provocaron verdaderas cataratas y ríos en diversos sectores, lo que llevó a los fanáticos a dejar enormes huecos para guarecerse en los peores momentos de la tormenta. Los videos compartidos por los propios aficionados resultaron impactantes. Y fueron acompañados por duras críticas a la administración del club.
“Tenemos una cascada”, fue lo que rubricó uno de los seguidores de la entidad en las redes sociales. “Hoy estaba húmedo en Old Trafford. Los Glazer necesitan invertir en arreglar el techo del estadio”, fue otro de los mensajes con la familia dueña del club como destinataria. Como símbolo del rebote que tuvieron las imágenes, el posteo recibió un “Me gusta” de una leyenda como Gary Neville.
“También me mojé. Estadio de mierda, fútbol de mierda, 50 libras más la entrada. La próxima vez, paso”, fue enfático otro fan con su protesta. “Necesitamos sacar a los Glazer y empezar de nuevo desde arriba hacia abajo. Una mano de pintura no es la solución”, planteó otra aficionada en la red social X (antes Twitter).
Las últimas refacciones a Old Trafford se llevaron a cabo en 1990 y 2000. La última vez que tan mítico escenario albergó una final de Champions fue en 2003. Todas señales que hablan del deterioro y de la necesidad de una reforma más acabada.
Ya a fines de 2003, cuando Sir Jim Ratcliffe adquirió un 25% del club e ingresó a la gestión de operaciones de fútbol, el tema comenzó a asomar en superficie. La consultora Legends International, fue la encargada de evaluar el actual estado del recinto y presentar un plan maestro que incluye diferentes opciones.
Entonces, Chris Lee, director ejecutivo de la constructora, destacó que el club es consciente de que Old Trafford llegó a un punto en que “casi todo está a punto de caducar”. En específico, se refirió a elementos vitales en la estructura como la cimentación, la electricidad y otros servicios del estadio. Esta preocupación está respaldada por el hecho de que el recinto tiene a la vista signos de deterioro, con problemas tales como goteras en el techo y una fachada que muestra zonas oxidadas.
La construcción de una nueva cancha podría ser la solución más efectiva en términos de costos a largo plazo y esta propuesta le permitiría a la administración continuar utilizando Old Trafford mientras se lleva a cabo la construcción en paralelo, evitando así una disminución en los ingresos por partidos (136.4 millones de libras por juego). Sin embargo, la financiación de la obra que seleccione la dirigencia es un asunto aún sin resolver. Y las consecuencias quedaron a la vista.