Después de disfrutar con la generación más exitosa de su historia, el FC Barcelona afronta un relevo generacional que va apartando a algunas de las leyendas más importantes del club. Hace unos años empezó el proceso con la salida de Xavi Hernández, y ahora le toca el turno a Andrés Iniesta.
Aunque el conjunto catalán trabaja para hacer más llevadera la salida del manchego, lo cierto es que los culés tendrán que despedir a un fijo tanto dentro como fuera del campo, que ha sido referencia en otra medular de muchos quilates. Sobre ella se edificaron los triunfos de Luis Enrique, y con algún añadido, Ernesto Valverde también la ha considerado capital.
El Clásico del Camp Nou podría ser el último gran partido que el propio Iniesta dispute como titular con sus inseparables Ivan Rakitic y Sergio Busquets. La sala de máquinas que relevó al otro gran capitán, el de Terrassa, acumula la dosis justa de músculo mezclada con mucha responsabilidad táctica, llegada y clarividencia, determinante para los ideales azulgrana.
El manchego, el croata y el barcelonés han estado juntos en casi dos tercios de los encuentros posibles con el asturiano y el extremeño, pero la prueba de su fiabilidad es la exigencia de los compromisos en los que se les ha considerado indiscutibles. En unos años en los que la lucha por los trofeos ha sido constante, cada mirada a la alineación era un seguro, con muy pocas dudas sobre los que se debían situar sobre el verde.
Además de ser indispensables en LaLiga, han coincidido en las finales de las cuatro últimas copas del Rey, en la de la Champions de 2015 y en la de la Supercopa, y en las semis y final del Mundial de Clubs de 2015. Por si fuera poco, en cuanto a duelos tampoco se quedan cortos, con triunfos con la magnitud de la remontada europea al PSG o tres victorias decisivas en los últimos Clásicos del Santiago Bernabéu.
