Más allá de la victoria que el Chelsea obtuvo ante Norwich City en el marco de la Fecha 30 de la Premier League, y que los fanáticos blues mostraron su apoyo al oligarca ruso Roman Abramovich en la visita a Carrow Road, no son días nada sencillos en un club que le rogará este viernes al Gobierno británico que alivie las restricciones para evitar un desastre financiero, porque sin tener ingresos el futuro se ha puesto oscuro en Stamford Bridge.
Según informó el Daily Mail, los Blues van camino a la bancarrota y podrían quedar al borde de la quiebra en poco más de 15 días, lo que ha llevado a los ministros del Gobierno británico a considerar seriamente la opción de forzar la venta del club por cerca de USD 4.000 millones sin que Roman Abramovich tenga que dar permiso u obtenga algún beneficio.
El Chelsea logró una nueva victoria en la Premier League, esta vez por 3-1 ante el Norwich con goles de Chalobah, Mount y Havertz, algunas de las estrellas que le cuestan un dineral mantener por sus salarios astronómicos.
El citado medio inglés apunta que el costo de sueldos del primer equipo ronda los USD 37 millones al mes, y las cuentas más recientes muestran reservas de USD 21 millones, por lo que club quemaría ese efectivo en solamente 17 días. Con la sanción a Abramovich le impide a la entidad londinense recaudar dinero con la venta de entradas y merchandising, el panorama es desolador.
Como si fuera poco, la empresa Three ha suspendido su acuerdo de patrocinio en la camiseta, mientras que otros sponsors como Nike, Hyundai y Zapp también evalúan la opción de romper sus contratos. En este contexto, los ministros británicos podrían tomar el control del proceso de venta para desviar cualquier ganancia de las manos de Abramovich y entregarla a una organización benéfica independiente.
Hay pendiente una reunión entre los directivos del Chelsea con los ministros de Tecnología, Cultura, Medios y Deportes, donde apuntan a alivianar el castigo para vender entradas y, sobre todo, resolver la situación con respecto a los contratos de algunos jugadores que podrían irse gratis, como el capitán César Azpilicueta o los defensores Antonio Rüdiger y Andreas Christensen.
Chris Philp, ministro de Tecnología, criticó a los fanáticos del Chelsea que corearon el nombre Roman Abramovich en su viaje a Carrow Road. “Yo también soy fanático del fútbol, soy hincha del Crystal Palace, del sur de Londres. Entonces, entiendo por qué los fanáticos están muy apegados a sus clubes de fútbol. Pero Roman Abramovich es alguien que ha sido sancionado por sus vínculos muy estrechos con Vladimir Putin. Solamente digo respetuosamente a los fanáticos del Chelsea, sé que ha hecho mucho por el club, pero la situación humanitaria en Ucrania y lo que el régimen ruso está haciendo con los civiles, bombardeando hospitales de maternidad y disparando a civiles que huyen por los corredores humanitarios, eso es más importante que el fútbol”, dijo en diálogo con Times Radio.
El Daily Mail apunta que los ministros van a mantenerse firme en su postura con respecto a las restricciones e incluso podrían forzar la venta, lo que deja efectivamente a Abramovich con dos opciones: aceptar las condiciones del Gobierno y perder el club por nada, o dejar que el Chelsea camine lentamente hacia la quiebra.
Pat Nevin, que jugó para los Blues y todavía escribe para el sitio web del club, reveló en una entrevista con BBC 5Live que algunos miembros del personal del club ya habían sido “despedidos parcialmente” a raíz de las sanciones financieras del jueves. La ex estrella también advirtió que el futuro del Chelsea sigue “en grave peligro” y pidió a Abramovich que venda la institución a las “personas adecuadas”.
Los millones de Abramovich ha llevado al Chelsea de la mediocridad de la mitad de la tabla a ganar cinco títulos de la Premier League y dos trofeos de la Champions League, entre otros títulos, pero sus lazos con el Kremlin han cavado su propia tumba y la prohibición de hacer negocios en el Reino Unido que está activa hasta el 31 de mayo ha puesto a su equipo en crisis. Si el club termina en administración, se expone a una sanción de nueve puntos en la Premier League.