Un tropiezo de los que salen caros. Esta derrota ante un Fulham que venía en mala racha puede significar el inicio del fin del sueño gunner de conquistar la Premier League. Es la primera vez esta temporada en la que acumulan tres partidos seguidos sin ganar. Empate en Anfield, derrota en casa ante el West Ham y ahora el Fulham.
Un equipo local que fue de menos a más y que creció a costa de un Arsenal muy pasivo. Raúl Jiménez y Bobby Reid pusieron los goles cottagers mientras que Saka lo hizo para los gunners. 1 punto de 9 en este final de año que no hace más quedesinflar al Arsenal de Arteta.
La primera parte del Arsenal fue de más a menos. Con un arranque prometedor e intenso además de con gol. No corría ni el minuto cinco cuando Saka empujó un rechace de Leno a un gran tiro de Martinelli. Todo lo que no habían hecho en 90 minutos y 30 tiros ante el West Ham lo hicieron nada más empezar ante el Fulham. Pero ese enérgico comienzo se esfumó en cuanto el rival se adueñó del balón. Como si fuera el minuto 90, el equipo de Arteta pecó de defensivo dando así alas a un rival que iba creciendo poco a poco.
Pues quien avisa no es traidor, y el Fulham rozó el gol en hasta tres ocasiones antes de empatar el partido. En una recuperación en su campo, que pasó por los pies de Willian y el asistente Cairney, finalizó al segundo palo con un gran remate Raúl Jiménez. Un duro golpe para un Arsenal que flojea y mucho por su costado izquierdo. La reacción gunner a 10 minutos del descanso no fue suficiente para meter el segundo, se iba a decidir todo tras la pausa.
Un Arsenal con cañones vacíos
Al igual que la primera, la segunda arrancó con un ritmo endiablado. Sin embargo esta vez fue por ambas partes, pues el Fulham venía crecido del empate. Un equipo local que estaba igualando en ocasiones y posesión a un Arsenal más terrenal de la habitual y nada cómodo con su juego. En el minuto 59′, el Fulham chutó su cuarto córner, con un Arsenal a 0. Desde ahí llegó el 2-1, tras una serie de rechaces y un remate de Bobby Reid. Otro golpe de realidad para un equipo que se iba haciendo pequeño.
