Peres Jepchirchir y Brigid Kosgei, dos plusmarquistas mundiales, dieron este sábado a Kenia un doblete en el maratón olímpico femenino más lento de la historia, que terminó en 2h27:20 para la ganadora en el parque Odori de Sapporo, escenario de una prueba que arrancó a las seis de la mañana hora local para evitar los estragos del calor.
Kosgei cruzó la meta 16 segundos después que su compañera, y la antropóloga estadounidense Molly Seidel subió con ellas al podio como tercera con un tiempo de 2h27:46, después de haber contribuido a la selección definitiva de la carrera.
Fue el maratón más lento de los diez femeninos que se han disputado en unos Juegos Olímpicos, marcado por el calor y la humedad, que obligaron a los organizadores a adelantar una hora la salida.
Jepchirchir, dos veces campeona del mundo de medio maratón y plusmarquista mundial de esta distancia con 1h05:16, tuvo un brillante debut olímpico después de haber ganado, en diciembre pasado, el maratón de Valencia con 2h17:16, mejor marca mundial de 2020.
La temperatura en el momento de la salida era de 26 grados con un 78 por ciento de humedad, y fue aumentando hasta los 30 grados cuando las primeras corredoras llegaban a la meta.
Ninguna de las medallistas de Río 2016, la keniana Jemima Jelagat, la bahrainí Eunice Kirwa y la etíope Mare Dibaba, estaban en la salida. Partían como favoritas las tres kenianas: Kosgei, plusmarquista mundial con 2h14:04; Jepchirchir, la reina del medio maratón, y Ruth Chepngetich, actual campeona del mundo de maratón.
Japón, un país que adora esta carrera, depositaba sus esperanzas en Mao Ichiyama, que terminó octava con 2h30:13.
Por el km 5 la campeona el mundo pasaba con un parcial de 18:02 al frente de una treintena de corredoras.
El medio maratón se cubrió en 1h15:14, con Jepchirchir encabezando un grupo reducido a una docena con fuerte predominio africano. La peruana Gladys Tejeda era ya la primera latinoamericana, a 14 segundos de las primeras. La española Marta Galimany estaba en el puesto 35, a 55 segundos.
La avanzadilla estaba formada por las tres kenianas, Dereje, las estadounidenses Molly Seidel y Sally Kipyego, la alemana Melat Yisak Kejeta, la japonesa Mao Ichiyama, la bahrainí Eunice Chumba y la namibia Helalia Johannes.
En el km 30 Seidel, esquiadora amante de los descensos, era la única corredora de raza blanca arriba y actuaba sin complejos ante las africanas. Su trabajo redujo a ocho el grupo y comenzó a hacer daño incluso a la campeona del mundo, Chepngetich, que entró en crisis a esa altura de la carrera y tuvo que detenerse.
Kosgei no había corrido ningún maratón desde que en octubre logró su cuarta victoria en Londres con 2h18:58, y Tokio era su estreno en un gran campeonato.
En el km 35 la plusmarquista mundial estaba acompañada por Jepchirchir, Seidel, la israelí Lonah Salpeter y la bahrainí Eunice Chumba, aunque esta cedió en el siguiente. Menos la norteamericana, todas nacidas en Kenia.
Cuando las dos kenianas empezaron a tirar en el 38, acusaron el golpe Seidel y sobre todo Salpeter, que tuvo que detenerse a respirar. Las medallas de oro y plata se iban a decidir en un mano a mano entre Kosgei y Jepchirchir, pero, sin esperar al esprint, la heroína de Valencia atacó en el 39 con su tranco poderoso y dejó atrás a la más menuda Kosgei.
Roza Derehe salvó el honor etíope con el cuarto puesto (2h28:38), y Gladys Tejeda, en el puesto 27 con 2h34:21, obtuvo el mejor resultado entre las corredoras latinoamericanas.
Elena Loyo, vigésima novena con 2h34:38, fue la mejor española, ocho puestos por delante de Marta Galimany, mientras que Laura Méndez se retiró junto a otras trece atletas.