El fútbol inglés está atravesando uno de sus capítulos más controvertidos en años recientes, en el centro de los cuales se encuentra la Premier League y sus rigurosas normativas de Fair Play Financiero. En uno de los casos más sonados, el Everton se ha visto comprometido por violaciones que han derivado en importantes consecuencias no solo para el club, sino para la competencia y sus participantes.
En este contexto, el Burnley está considerando seriamente emprender acciones legales contra la Premier League, buscando compensación tras el desenlace del caso Everton que podría haber afectado directamente su destino en la categoría. Recientemente se le redujo la pena a los Toffees y ahora el Burnley aceleraría la presentación judicial: “Burnley está buscando asesoramiento legal para demandar a la Premier League por una compensación después de que el castigo del Everton por violar las Reglas de Ganancias y Sostenibilidad sea reducido a seis puntos”, informó el Daily Mail.
El año pasado, el entorno del fútbol inglés se vio sacudido cuando Mail Sport reveló que varios equipos de la Premier League estaban contemplando la posibilidad de tomar acciones legales contra el Everton, tras ser acusado de incumplimientos en materia de gastos. La situación del club de la ciudad de Liverpool, marcada por finanzas en crisis, pareció atenuar dichas intenciones, pero el reciente giro en los acontecimientos ha reavivado las llamas de este posible litigio.
En un movimiento sorpresivo, en noviembre de 2023, la Premier League impuso al Everton la mayor sanción en sus 31 años de historia, descontándole 10 puntos por violaciones al Fair Play Financiero, lo que situó al equipo en zona de descenso. Esta decisión, dictada por una comisión independiente, se basó en las pérdidas de 155 millones de dólares reportadas por el club durante tres años, superando el límite permitido de 130 millones en el mismo período.
El Burnley, por su parte, argumenta ahora que su descenso a Championship la temporada 2021-22 fue una consecuencia directa de la inacción de los ejecutivos de la liga al no aplicar oportunamente las reglas de sostenibilidad financiera. La diferencia de cuatro puntos que lo separó del Everton en la tabla de posiciones aquel año puso en relieve la importancia que hubiera tenido una sanción a tiempo contra los Toffees.
La exploración de una demanda financiera por parte del Burnley contra la Premier League se basa en la evaluación de los costos que implicaría emprender tal acción legal y el potencial beneficio en caso de éxito. Este paso se considera después de que, en una sentencia provisional, se admitiera que los clubes rivales tenían derecho a solicitar compensación si se comprobaba la culpabilidad del Everton.
Con un cambio en las normativas de la Premier League, ahora es posible que casos de gastos excesivos sean abordados inmediatamente después de la conclusión de la temporada en la que sucedan, un ajuste que llega tarde para la situación que Burnley, Leeds y Leicester podrían estar enfrentando. La decisión sobre un segundo cargo contra el Everton, que podría afectar la posición de estos equipos en la tabla, está pendiente.
Mientras el Everton lucha por limpiar su nombre y ajustar sus finanzas, el Manchester City, campeón defensor del título de liga, copa y Champions, enfrenta sus propios desafíos legales con acusaciones de haber proporcionado información financiera engañosa. Desde principios de este año el elenco ciudadano está bajo una investigación tras una acusación de haber infringido más de 100 normas.
Según informó Daily Mail, el club niega rotundamente las penas que tienen fecha entre 2009 y 2018. En un comunicado, la Football Asociation explicó que faltaba un requisito para que salga el fallo ya que falta “información financiera precisa que ofrezca una visión verdadera y justa de la situación financiera del club”, en particular sus “ingresos”, “ingresos de patrocinio” y “costos operativos”.
Cabe destacar que son tiempos en que los clubes de la Premier League nunca estuvieron tan divididos en 32 años de historia de la competición ya que también hay desacuerdos sobre sus futuros derechos de televisión y estrategias digitales.
