En medio de la marea amarilla que colmó las gradas del Metropolitano Roberto Meléndez de Barranquilla, algunos globos blancos acompañaron al color de los fanáticos en conmemoración a la indumentaria inédita con la que se presentaron los intérpretes de Colombia, dado que la Federación estaba de festejos por los 100 años desde su fundación. Del otro lado, el panorama era totalmente opuesto: a pesar del apoyo de un reducido número de simpatizantes que se hicieron notar con La Marea Roja, los chilenos salieron a la cancha con la presión de lograr los tres puntos para recuperar terreno en la tabla de las Eliminatorias rumbo al Mundial del 2026 y evacuar la posible salida de Ricardo Gareca de su cargo.
Desde los primeros movimientos, el dominio total fue del conjunto liderado por Néstor Lorenzo. La técnica individual de James Rodríguez, la velocidad de Luis Díaz y la perseverancia de Jhon Arias eran algunos argumentos que permitían explicar la superioridad local; aunque la escasa profundidad le daba vida a Chile. El pleito se desarrollaba en la zona defendida por Brayan Cortés, pero de a poco los del Tigre se fueron acomodando a las constantes amenazas del dueño de casa. Y apelaban a los escasos contragolpes que podía proponer Eduardo Vargas.
Lo llamativo fue que el gol cafetero llegó de casualidad. Fue a través de una pelota parada interpretada por la figura con pasado en el Real Madrid. El centro venenoso que encontró la cabeza de John Lucumí descolocó a la defensa andina; y casi sin darse cuenta Davinson Sánchez festejó el 1 a 0 para el delirio del público local. La Roca estaba mirando para otro lado, cuando la pelota rebotó contra su nuca y desvió la trayectoria de una pelota que parecía inalcanzable para el arquero del Colo Colo.
Colombia llega al encuentro con el objetivo claro de recuperar la senda de victorias tras su derrota por 1-0 frente a Bolivia en El Alto. A pesar de este traspié, el equipo se ha mantenido consistente a lo largo de la competencia. En contraste, la selección chilena, que recientemente perdió en casa contra Brasil, atraviesa una crisis futbolística, tanto en términos de juego como de resultados.
En el complemento, los horrores defensivos protagonizados por Felipe Loyola, Erick Pulgar y Brayan Cortés marcaron el final anunciado del ciclo de Ricardo Gareca. El trinomio le regaló el segundo gol a Lucho Díaz para que la figura del Liverpool sentencie el compromiso con una definición rasante. Los gestos indisimulables en el rostro del ex estratega de Vélez marcaban el fastidio del técnico que probablemente empezaba a pensar en un nuevo destino.
Cerca del final, Luis Sinisterra recuperó una pelota perdida en su propio campo y encaró hacia el arco ajeno en busca de convertir el triunfo en goleada. La precisa asistencia entre líneas le permitió a Jhon Durán sellar el 3 a 0 para que la fiesta colombiana sea bien sabrosa. Y para el final, el propio Sinisterra tuvo su premio cuando confirmó el 4 a 0 definitivo.
Con los tres puntos garantizados, los del Toto Lorenzo volvieron a la victoria para dar otro paso hacia la Copa del Mundo que organizarán conjuntamente Estados Unidos, Canadá y México. Para Chile, en cambio, el compromiso resultó una pesadilla que le abrió las puertas al Tigre. Con la escasa cosecha de 5 puntos sobre 30 posibles, en La Roja reina la incertidumbre y la crisis. Lo más probable es que observen el certamen más codiciado del planeta a través de la pantalla chica.