El Barcelona se presentó en el Camp Nou con la necesidad de quedarse con los tres puntos para escalar a la cima de La Liga. Su rival fue el Granada, el equipo andaluz que mantiene la esperanza de clasificar a la Europa League. Pero la diferencia en la jerarquía de los intérpretes llevó a que el dominio sea absoluto para el Blaugrana.
Lionel Messi inició su compromiso como siempre. Con la mirada concentrada, buscando espacios por donde brillar y con la tranquilidad que lo caracteriza en cada movimiento. Tras algunos intentos de media distancia que no lograron el destino deseado, el astro del Barcelona recibió una pelota de Sergio Busquets a los 23 minutos del primer tiempo, y empezó a desparramar su talento.
A pura velocidad, la Pulga se asoció con Antoine Griezmann para que el francés improvise una calesita impecable que le permitió sacarse de encima a su marca y abastecer al máximo goleador de la competencia. Leo recibió por el sector izquierdo del área contraria y definió al palo mas lejano de Aarón Escandell. Una obra con el sello del crack: 1-0.
Cuando el cronómetro de Pablo González Fuertes marcó los 35 de la etapa inicial, el volante central que se consolidó como una de las figuras del encuentro, buscó a Messi c
on una precisa asistencia en profundidad. Perfectamente habilitado, el Pichichi quedó mano a mano frente al arquero y resolvió con un disparo rasante. En esa ocasión, el español logró desviar al córner. Fue otra clara oportunidad que pudo liquidar el pleito.
Uno de los protagonistas que más sufrió a la Pulga fue Nehuén Pérez, el defensor con el que compartirá sus días en la Copa América en la selección argentina. El central tuvo que recurrir en más de una ocasión al juego brusco para intentar detener al mejor del mundo.
A pesar del dominio del Culé, el estado de ánimo del talentoso delantero rosarino cambió cuando Darwin Machís sorprendió a propios y extraños con el gol que selló el 1 a 1 en una de las pocas acciones ofensivas que logró gestar el elenco de Diego Martínez.
Probablemente, en la cabeza de Messi habrá quedado aquella acción desperdiciada que pudo liquidar el pleito. En un complemento impensado, el Granada revirtió la historia en otra jugada aislada que encontró el grito de Jorge Molina. La sorpresa fue acompañada a un sentimiento de desesperación, dado que el conjunto de Ronald Koeman dejó de depender de sí mismo para ir en busca de la coronación. Además de ganar los 5 compromisos que restan (entre ellos al Atlético Madrid), el Culé tendrá que esperar que el Real Madrid pierda puntos, porque en caso de igualdad el campeón será el Merengue.